Por: José Oscar González Hernández. Se desempeñó como alcalde de Pensilvania, Diputado a la Asamblea de Caldas, Personero de Manizales.
A medida que transcurre el tiempo se van destapando hechos y situaciones que de una u otra manera nos afectan a las comunidades que integramos este país nuestro.
Por lo anterior quiero que recordemos la caja de Pandora, que la traigo a colación porque con cierta frecuencia se repiten hechos que uno creía y pensaba que estos no se iban a volver a repetir.
La Caja de Pandora era un mítico recipiente de la mitología griega, tomado de la historia de Pandora, la primera mujer creada por Hefestos por orden de Zeus; dicha caja fue tomada de la mitología griega que explica cómo los humanos se volvieron mortales y como todos los males fueron instalados en la humanidad como las enfermedades, la fatiga, la locura, los vicios, la pasión, la tristeza, el crimen entre otros y Pandora al darse cuenta de lo que está sucediendo trata de cerrar la caja antes de que salga todo encerrando en el fondo a la esperanza.
Precisamente es a la “Esperanza” que nos toca recurrir muchas veces y por eso decimos: “la esperanza es lo último que se pierde”. Traigo esto a colación porque lo que acaba de ocurrir con el contrato celebrado entre el Mintic y Centros Poblados es una muestra clara de la falta de valores, falta de ética y la falta de honradez de unos funcionarios que nos demuestran una vez más que la corrupción nos está carcomiendo todas las estructuras estatales.
Hoy los enemigos de la descentralización administrativa en el país se están dando la gracia de atacarla porque entre sus argumentos nos dicen que desde que se inició la elección popular de alcaldes, uno de los mayores logros de esa descentralización, aumentó la corrupción con el sistema: yo ayudo a la elección con dinero y usted alcalde me devuelve atenciones vía contratación.
Y pasado un tiempo prudencial esta semana nos dicen de las cuentas en paraísos fiscales o compañías offshore en donde allí se da para todo, desde esconder su dinero hasta para el lavado de dinero no santo. Para que nos invada la desesperanza encontramos a dos expresidentes nuestros en la lista, Gaviria y Pastrana, el director de la Dian, a la Vicepresidenta, a la ministra de Transporte y tantos otros.
Yo me pregunto: ¿Qué sentirá el director de la Dian cuando nos llama a los colombianos que creamos en nuestro país y que declaremos a tiempo, cuando él parece que no lo hace?. Todo lo que nos falta por vivir y por ver.
Ya que estamos hablando de las dificultades para enfrentar la corrupción tenemos que mirar que muchos pillos negocian la pena con la Fiscalía y otros se aprovechan del principio de oportunidad para hacer sus grandes negocios jurídicos y así pagar penas irrisorias y en pocos días los vemos contratando de nuevo.
Con lo relatado, nos tocará mirar en el fondo de la caja de pandora y comprobar que la esperanza todavía no la hemos perdido.
