Opinion

AQUÍ PENSANDO

Por: Cristina Otálvaro Idárraga-Abogada; Conciliadora en Derecho; Especialista en Gestión Pública, en Derecho Constitucional y Parlamentario y Derecho de Familia; Magister en Políticas Públicas.

Hace unos meses, muchos ciudadanos en el país se volcaron a protestar por dos reformas que hacían trámite en el Congreso, la Tributaria y la de Salud. Claramente después, las protestas fueron alentándose en otros sentidos y se tornaron violentas.

En ese momento se defendía que no era necesario hacer una reforma tributaria, que la población ya se encontraba duramente golpeada producto de la pandemia y no aguantaba más impuestos, sin embargo, por otro lado, el gobierno nacional y muchos congresistas insistían que era necesaria debido al déficit con el que cuenta el país. Finalmente fue retirado el proyecto de ley y renunció el entonces Ministro de Hacienda.

El proyecto se denominaba Ley de Solidaridad Sostenible. En el mes de julio del presente año, el Gobierno Nacional vuelve y juega con el proyecto de reforma tributaria que ha denominado Ley de Inversión Social, la cual fue aprobada en el Congreso en dos meses y sancionada por el Presidente de la República el 14 de septiembre de 2021.

Sobre esta reforma no se dijo mucho en las calles, no salieron a protestar, ni vandalizaron las ciudades. ¿Quién promovía el anterior slogan “Parar para avanzar” ?, siempre se han dado conjeturas; lo cierto hoy, es que el Gobierno espera con esta nueva Ley recaudar 15,2 billones de pesos, que según la exposición de motivos busca la atención de los más vulnerables, la reactivación económica y la estabilidad de las finanzas públicas.

Dentro de los temas que incluye la reforma se cuenta con: 1. La población que cayó en pobreza y pobreza extrema; 2. Los jóvenes; 3. Las mujeres; 4. Quienes pueden recuperar sus empleos; 5. Los adultos mayores; 6. Las micro y pequeñas empresas; 7. Los empresarios; 8. Los municipios y capitales de departamento; 9. Los contribuyentes y cotizantes y 10. El país.

Dentro de cada una de los temas anteriores, existen afirmaciones que se buscan atender con los ingresos que espera recaudar el gobierno. Estas son algunas de las materias que promueve la nueva reforma: Extender el apoyo que brinda el gobierno con el ingreso solidario; más de 500 mil jóvenes entre 18 y 28 años y 200 mil mujeres, podrán tener un contrato laboral con prestaciones sociales; más de 250 mil ciudadanos que perdieron su empleo y ganaban hasta 3 salarios mínimos, podrán recuperarlo; se aumentará el programa del adulto mayor; el 97% de las micro y pequeñas empresas que declaran renta podrán pasar a régimen simple; estas y otras propuestas quedaron plasmadas en la Ley. ¿Será cierta tanta belleza? ¿Tiene el país en este momento la capacidad de seguir sosteniendo todos estos programas, cuando es evidente la crisis económica por la que atraviesa el país?

Sin ser economistas, el asistencialismo que se ha visto en países de América Latina nos ha mostrado como poco a poco esa bola de nieve va creciendo, se van volviendo las personas tranquilas a la hora de tener que trabajar, se enfurecen las madres cuando sus hijos no deben ir a estudiar porque les toca atenderlos en casa, se aprovechan algunas personas de los adultos mayores para quitarles la plata del ingreso solidario, juegan bingo con la plata que es para atención de los niños y niñas, y si ahora es difícil conseguir quien labore en las fincas, mucho mas cuando suman el ingreso por los hijos, del adulto mayor y los subsidios, prefieren quedarse en la casa.

¿Será que en serio podemos pensar que esta reforma tributaria nos sacará de la pobreza y reactivará la economía? Amanecerá y veremos. 

Fe de erratas: En la columna anterior quedó escrita una palabra así: ESCASES, cuando en realidad se debió escribir ESCASEZ. Presentamos excusas por este yerro ortográfico. Gracias lector.

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