Opinion

El que peca y reza, empata

Por: Juanita Espeleta – Socióloga con trayectoria en trabajo comunitario, social y cultural en comunidades en condición de vulnerabilidad.

Hace años en la Universidad de Caldas, daba clases un abogado muy prestigioso en el departamento, que de manera histriónica nos aconsejaba que el día que robáramos, lo hiciéramos por lo alto, es decir, que la cantidad de dinero que fuésemos a robar nos alcanzara para construir una casa tipo mansión para que la detención domiciliaria fuese mucho más llevadera y que por supuesto nos alcanzara para contratar el mejor abogado, capaz de lograr la mayor cantidad de beneficios posibles. Todos reíamos con intervenciones como estas, sin embargo, a mí me marcó para siempre, porque infortunadamente el profesor tiene razón y justamente con la coyuntura del escándalo de Min Tic se ratifica, por un lado, la arrogancia del poder y por otro, nos hace creer el gobierno que la presión social ha tenido triunfos, mientras solo cambia de puesto a quienes nos desfalcan, como una puerta giratoria o impiden la ejecución de proyectos y programas que apuntan a mejor la calidad de vida de los niños y niñas más vulnerables del país.

Entonces, muchos salieron a celebrar la renuncia de la ex ministra Karen, así como la de Carrasquilla, pero ninguna de las dos renuncias ha resarcido el daño que los funcionarios públicos han generado, el presidente nos ha demostrado una y otra vez que sin importar la gravedad de los hechos no merecen consecuencia alguna, lo que aumenta la desconfianza en la ciudadanía puesto que, con cada acción del gobierno, lo que menos hace es dar ejemplo o fortalecer la democracia.

Todo se reduce a la indiferencia, a los funcionarios de los altos cargos les importa un carajo que los niños y niñas no tengan una alimentación digna y balanceada, aun cuando el programa de alimentación escolar es lo único que muchos tienen para comer siquiera una vez al día, mucho menos les interesa que la ruralidad pueda conectarse y tener acceso a internet, el debate de la moción de censura de Karen, nos dejó muy claro, que son expertos en cinismo y negligencia, y que no es que estén desconectados de la realidad que vivimos más de la mitad de habitantes de Colombia, es que sencillamente no les importa.

Todos estos acontecimientos terminan legitimando frases como: ser pillo paga. ¿Cómo convencer a un joven o cualquier ciudadano en el país, de la importancia que tiene ser honesto, y de trabajar duro, si el camino de la corrupción pareciese más fácil, más atractivo y exitosos?

Es por ello que se requieren medidas que garanticen el retorno del presupuesto público, ese presupuesto que nos han desfalcado durante varios años, y que hace parte fundamental de los programas que pueden hacer de este mundo, un mundo más agradable para todos y todas. A eso sumémosle que en nuestro país “internet no es considerado un servicio público. Al igual que la televisión por cable, y, por lo tanto, solo llega a donde pueden pagar por él.

¿Se imaginan todo lo que se podría hacer con el presupuesto público si se administrara de la forma correcta? ¿si a los funcionarios le importara realmente el servicio a la comunidad? Seguramente tendríamos un país preocupado por la justicia social, por materializar programas en pro del bienestar social y por reducir la brecha de la desigualdad.

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