Opinion

¿Cómo recuperar la esperanza, cómo volver a creer?

Por: Juanita Espeleta – Socióloga con trayectoria en trabajo comunitario, social y cultural en comunidades en condición de vulnerabilidad.

Cuando inicié mi trabajo en el Plan Departamental de Agua de Caldas, tuve una jefa que nos enseñó a dar la cara a la comunidad en todo momento y sobre todo si ese momento era negativo o las personas no tenían buena imagen de nuestro trabajo y sentían prevención hacia nosotros, este trabajo no era para nada fácil, implicaba visitar las comunidades muchas, muchas veces, con toda la paciencia y la capacidad de escuchar, con el objetivo de comprender su descontento, su malestar y su querer. Ese ha sido uno de los trabajos que más me ha enseñado, principalmente lo trascendental que es escuchar de verdad a la gente, de mirarlos a la cara y de responder con honestidad, así esa respuesta muchas veces no sea precisamente la que ellos quieren escuchar.

Justamente, esa enseñanza se convirtió en una premisa de vida, que aplico en todo trabajo e incluso en mi vida personal, esa premisa es la que hoy estamos llevando a cabo con el proceso de recolección de firmas para el movimiento Gente En Movimiento que nos permitirá a cinco ciudadanos de Caldas, proponer ideas distintas y mostrar nuestra trayectoria, una premisa que nos ha permitido sostener conversaciones incómodas y comprender anticipadamente que sin importar si las personas estuvieron  a favor o en contra del paro, estamos mamados de la gran mayoría de políticos que hoy dicen representarnos, estamos mamados de las mañas de siempre, donde se promete el mejoramiento de vivienda, el empleo, el cemento, la pensión, el subsidio del adulto mayor, de familias en acción etc… estamos mamados que se nos engañe para obtener votos y no se gobierne para todos, incluso para quienes no votaron por quien ahora gobierna.

Ante ese panorama, es normal que la gente no quiera firmar, que nos insulte, nos trate de ladrones, que diga que la política no sirve, que si somos buenos nos vamos a corromper, que nos están pagando para hacer este ejercicio, que le estamos lavando las culpas a ciertos políticos e incluso que nos firman para que los que roben seamos otros y no quienes están atornillados hoy en el poder. Todo este panorama me hace pensar en la necesidad de recuperar la esperanza, ¿cómo volver a creer?, ¿cómo lograr como diría Borges que la gente se gobierne primero y que entienda lo que le debe exigir a sus dirigentes?, ¿cómo recuperar la vocación del servicio que tiene la política? ¿Cómo lograr hacer política sin venganza, dejando a quien se considera opositor o distinto a mí de programas gubernamentales? ¿Cómo hacer de la política un espacio que nos represente a todos y todas?  Necesitamos pensar en cómo lograr esto, necesitamos de la academia, de la ciudadanía y por supuesto del sector público, necesitamos sacar de los sótanos del infierno al sistema que nos gobierna a todos y que nos debe garantizar los derechos a todos.

Estamos ante tiempos difíciles, en el que a las necesidades de las personas se les pone color de partido, en las que la gente no cree en nadie y pueden resultar apoyando incautos a personas como Daneidy con la creencia de un cambio. Nos enfrentamos ante un mundo que exige democracia, pero no así, no como la nuestra, no como la que hemos llevado a cabo durante décadas, nos enfrentamos también a la indiferencia e indignación de la gente, que desconoce que gústenos o no, es en la Política donde se toman las decisiones más importantes y que nos afectan positiva o negativamente a todos, y que, solo votando por personas distintas, eligiendo personas con trabajos y trayectorias diferentes es que podemos empezar a cambiar este sistema corroído y corrupto.

Termino, compartiéndoles mi respuesta para un señor que de manera escéptica (como muchos) nos apoyó con su firma y quien me preguntó antes de hacerlo, que cuál era mi motivación para estar en esto, le contesté que estoy embarcada en semejante locura y chicharrón porque definitivamente considero que las cosas no están bien y que necesitamos que personas que viven o han vivido las mismas necesidades del colombiano de a pie, lleguen a esos espacios donde se construyen las leyes, donde se decide sobre el presupuesto, donde se aprueban los programas y proyectos de ciudad.

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