Por: José Oscar González Hernández. Se desempeñó como alcalde de Pensilvania, Diputado a la Asamblea de Caldas, Personero de Manizales.
Esta semana fue de plácemes para los integrantes de la Casa de Nariño especialmente para el señor Presidente Duque porque una llamada que esperaban con ansias por más de seis meses del todopoderoso presidente de los Estados Unidos, por fin llegó.
En términos prácticos y en materia de política internacional es muy importante que el mayor mandamás del mundo me llamé a mí y me diga por protocolo que soy una democracia y un pueblo amigo y en forma soterrada me diga que debo hacer para recuperar la confianza perdida; y yo, reiterarle a mi amo que estoy presto a atender los llamados de atención y que seguiré al pie de la letra sus mandatos.
Hasta aquí es lo que nos pudimos enterar vía noticia, pero la Presidencia expidió un comunicado sobre dicha llamada y nos dicen que hablaron sobre “ la reactivación económica, y el empleo; de la agenda global por el cambio climático, de los valores compartidos en materia de democracia y derechos humanos; así como la importancia de enfrentar con efectividad las amenazas comunes en materia de seguridad regional y régimen transnacional.
Además el presidente Duque no desaprovechó la oportunidad para mandarle el sablazo al señor Maduro de Venezuela. Después de esta declaración salieron los malquerientes del presidente, si los podemos llamar así y el señor Vivanco a la cabeza de su ONG, Human Rights Watch, se dejó venir con un comunicado afirmando que el presidente no había dicho toda la verdad y agregó que Biden, expresó su apoyo a los derechos humanos de manifestantes pacíficos, resaltó que la fuerza pública debe estar sujeta a los mayores estándares de rendición de cuentas.
En presidencia deberían aprender del error de embarcarse en campañas que generen incomodidades a los monos del norte. No se debe tomar partido cuando hay en juego disputa de poder, porque la determinación que se tome incomoda al bando perdedor y más tarde se encargaran de pasar cuentas de cobro.
Que encrucijada va a tener el gobierno colombiano; está muerto de ganas de volver a las fumigaciones con glifosato y sabemos que los Demócratas del Norte no son muy amigos de esta práctica de erradicación y el meollo del asunto principal son los derechos humanos, que por ideología y prácticas de su partido el presidente no es muy adicto a cumplir sus postulados. Que gran dilema está barajando la presidencia.
Otro punto que les debe haber quedado claro a los asesores de palacio y al ejecutivo es que tumbar un gobierno no es tan fácil como creía el señor Duque. Recordemos que hace un tiempo que manifestó que las horas de Maduro estaban contadas y véalo tan campante. A esos gobiernos sólo los tumban las potencias cuando ya no les sirve para sus proyectos. Mientras los puedan sancionar económicamente y deslecharlos en todos los sentidos ahí lo tendrán y es lo que ha pasado con Venezuela; a PDVSA todavía le sacan plata por un tiempo más.
Esperamos que el tiempo sane las heridas de estas batallas perdidas en presidencia y que aprendan del error. Se acabó el primer semestre de este año; va raudo.
