Opinion

LA PARTICIPACIÓN FEMENINA EN LA POLÍTICA

Por: Cristina Otálvaro Idárraga- Abogada; Conciliadora en Derecho; Especialista en Gestión Pública, en Derecho Constitucional y Parlamentario y Derecho de Familia; Magister en Políticas Públicas.

Que las mujeres han ganado espacios en la participación política es innegable, antes no podía pensarse si quiera que podían destinar libremente sus bienes, hoy podemos decir que tienen el derecho de elegir y ser elegidas. Sin embargo, ¿qué tan serio se toman los partidos políticos la verdadera participación de las mujeres para los diferentes cargos de elección popular? Y ni que decir de la designación en los altos cargos del gobierno, sea este local, departamental o nacional.

En muchas ocasiones se considera a las mujeres con poca capacidad de aglutinar a su alrededor personas que las apoyen y las promuevan en sus sueños e ideales, adicional a que, en nuestra región tan arraigadamente conservadora por aquello de las costumbres, se ha llegado a pensar y decir “que lo que no han podido los hombres, no lo podrán hacer las mujeres”, pero craso error en el que caemos, porque las mujeres tienen la fuerza y la capacidad de mover el mundo si se lo proponen.

Se habla hoy en día de la equidad de género y que pensamiento más ajeno a la realidad, cuando las mismas Naciones Unidas solo piensan que lo lograremos en el 2030, ya que desde el 2015 ha venido implementando “Por un Planeta 50/50 demos un paso a la equidad de género”, es decir, aún no existe la tan promulgada equidad. (Colombia 50/50 en 2030 ONU Mujeres Colombia).

En nuestro departamento podemos ver la diferencia en la brecha de participación femenina. En las elecciones para Congreso de la República, ninguna mujer de las aspirantes a Cámara o Senado por el departamento de Caldas fue elegida, los cinco representantes a los que tiene derecho Caldas son hombres y los dos senadores con asiento permanente en el departamento también. En la Gobernación de Caldas de dieciséis cargos directivos de secretarios de despacho y gerentes de institutos descentralizados, tres cargos lo ocupan mujeres; en la asamblea departamental de catorce curules, tres son ocupados por mujeres y en el Concejo de Manizales, de dieciocho curules actuales solo una la ocupa una mujer.

Con el panorama anterior, poco alentador para enfrentar las mujeres una contienda electoral ante el género masculino arrasador en las elecciones departamentales, nos damos cuenta que las mujeres no han asumido el compromiso de exigir ese verdadero derecho de ser elegidas, que no las llamen solo a “rellenar” espacios en las listas por parte de los partidos, que se les reciba en estos como verdaderas coequiperas, que no se les saque por la puerta de atrás y que no se menosprecie su trabajo electoral, simplemente con el dicho “es que por una mujer no votan”.

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