Por: José Oscar González Hernández. Se desempeñó como alcalde de Pensilvania, Diputado a la Asamblea de Caldas, Personero de Manizales.
Los días pasan y hasta el momento no se vislumbra que se inicien las negociaciones con los dirigentes del paro. Estamos viviendo algo inaudito, el documento solamente para sentarse a hablar se demoró nueve días para su construcción y lleva más de 3 días en presidencia para su refrendación y no parece que tengan mucho afán y mientras tanto los bloqueos a las vías continúan, sobre todo en el Valle y en el Cauca sólo hay corredores humanitarios. El Puerto de Buenaventura está cerrado, no hay servicio de importación y menos de exportación, quiere decir lo siguiente que las materias primas para la industria nacional que entran por el Puerto no han llegado a sus destinos finales. En varias partes del país se comenzó a vivir la crisis de las panaderías y por ejemplo el bocadillo veleño, tan tradicional en la mesa colombiana, por falta de suministro de azúcar no se puede elaborar.
Con este tétrico panorama sólo nos queda suplicarles a las autoridades que se den cuenta del gran daño económico que se está causando a todos los sectores del país y aborden la mesa de negociaciones. No podemos seguir cruzados de brazos y esperar un golpe de suerte como pasó el año anterior y el paro se solucione solo.
Dentro de este convulsionado país y en los momentos de incertidumbre, de cualquier orden, los que las padecen las crisis buscan a quien los pueda sacar de ese agujero negro y es cuando aparece como por arte de magia un líder, un designado o el enviado como lo queramos llamar, que buenas ilusiones. Pero creo que en nuestra patria estamos en los momentos más oscuros de la vida. En esta pandemia y en los días del paro hemos confirmado algo que ya rondaba en la cabeza de muchas personas, nuestra clase dirigente política, fuera de desprestigiada, nadie los ha tenido en cuenta. En tiempos pasados cuando se presentaban estas dificultades los primeros en llegar al Palacio de los Presidentes eran los jefes de las colectividades y recordemos que nuestro Presidente citó a unos los de la coalición de la Esperanza y ellos mismos le dijeron al convocantante que dialogaban, pero que ese espacio era para otros. Nuestros partidos políticos, la gran mayoría, han entrada en un desprestigio ante opinión pública que puede ser una de las causas de su futura desaparición.
Hay que hacerle un llamado a todos los dirigentes políticos que se pellizquen, que los momentos no están para hacerse los desentendidos de la situación que estamos viviendo, que necesitamos líderes q faciliten y coadyuven en los acuerdos y que se comprometan con iniciar una reingeniería del país. En las redes sociales últimamente están rodando unos mensajes que dicen que las leyes no las hace el Presidente sino el congreso, que ustedes son los responsables y que tal que dichas noticias cojan fuerza y de pronto desemboquemos en una asamblea constituyente, en donde sabemos cómo inicia pero no como termina y siempre en las revueltas populares de cualquier índole el plato predilecto son los políticos tradicionales. Mucho cuidado que tenemos el ejemplo de Chile de las marchas del 2019 por un alza en los pasajes del metro y hace unas semanas eligieron los constituyentes. ¡Mucho ojo!.
