Opinion

REFLEXIONES DE UNA OPTIMISTA RESIGNADA

Por: Juanita Espeleta – Socióloga con trayectoria en trabajo comunitario, social y cultural en comunidades en condición de vulnerabilidad.

Las condiciones sociales en las que viven millones de colombianos nos posicionan como uno de los cinco países más desiguales del mundo, léase bien, del mundo, este argumento, es más que suficiente para estar del lado de las manifestaciones y protestas que desde el 28 de abril de 2021 se han dado lugar de manera pacífica en las calles.

Hay varias lecturas de lo que viene sucediendo que puede hacer una optimista resignada como yo:

1. Las marchas siempre habían tenido como epicentro las ciudades capitales y/o los municipios de un régimen político distinto al de turno, considerados en su mayoría de izquierda y contestatarios, donde sus participantes normalmente eran los mismos, estudiantes, profesores, campesinos, víctimas y los que llamamos grupos minoritarios. Hoy vemos como las calles de todo Colombia y países en los que viven colombianos están llenas de personas luchando por ser escuchados, con la firme convicción que un país mejor además de ser posible debe serlo, la desigualdad nos ha estallado a todos en la cara y con creces. Somos víctimas de tener en el poder y durante años mandatarios corruptos, preocupados exclusivamente por sus intereses personales, intereses de una clase minoritaria que nos ha robado la oportunidad de tener acceso a educación y salud dignas, a tener empleos de calidad y a no ver nuestros territorios inundados de personas que viven del día a día, del rebusque, esa misma clase que hace lo que sea para sostenerse y conservar sus privilegios (asesinar, censurar, comprar conciencias). Hoy, todos marchamos en casa o desde donde vivimos, como podemos y consideramos que podemos aportar, compartiendo lo que pasa en redes sociales, marchando, donando insumos para las marchas, bailando, cantando, con cacerolazos, dejando de consumir productos de oligopolios, no frecuentando supermercados de cadena, gestando mercados campesinos, promoviendo murales, bicicletadas etc. Hoy todos queremos alzar nuestra voz y decir BASTA YA.

2. Todos estamos jodidos, desde el contratista por prestación de servicios, como el que está a portas de pensionarse, como el estudiante, el campesino, la ama de casa y el desempleado, quien diría que la desigualdad a la que nos han sometido y nos han embutido hasta el cansancio, hoy nos uniría, hoy nos permitiría mirarnos como iguales, y que hoy ese pueblo cojo, ciego, sordo, mudo y silenciado se levantaría con ganas de pelear por lo que le corresponde, por no guardar silencio ni seguir siendo cómplice de la barbarie y la represión estatal.

3. Para terminar, es motivo de orgullo ver que todos hoy hablamos en casa, con amigos y vecinos, de esa injusticia social, hoy nos hemos quitado el velo ante quienes nos han gobernado, hoy Colombia ha decidido transitar hacia la autoconciencia, hacia el reconocimiento de los derechos humanos, hacia la liberación. Hoy es motivo de orgullo como el taxista, la mamá o papá, el tío y el primo uribistas han abierto los ojos, se han comido la manzana de la verdad y han descubierto que a quien han adorado y admirado durante años es un genocida, que nos engaña con demagogia para seguir en el poder con violencia, corrupción y clientelismo.

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