Por: Alejandro Loaiza Salazar – Enlace Congreso de la República. Oriundo de Samaná, con estudios en Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia. Por: Alejandro Loaiza Salazar – Enlace Congreso de la República. Oriundo de Samaná, con estudios en Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia.
En el momento en que se llega a cargos con poder, se suele caer en el terrible error de cerrarse o dejarse cerrar por el círculo más cercano de personas, áulicos que se dedican a vanagloriar al líder, buscando escalar posiciones o conseguir prebendas, para que sirvan a sus propios intereses.
Luis XVI de Francia, el Zar Nicolás II de Rusia, no solo tienen en común ser los últimos monarcas de sus imperios, sino que como muchos otros personajes en la historia, se dejaron llevar por falsas ideas generadas por algunos de sus más cercanos colaboradores en sus cortes, creando sobre ellos una burbuja que les impedía ver la realidad de sus reinos.
Engañados por las falsas ideas de que todo tras los muros de sus palacios iba bien, no escucharon a algunos pocos valientes que advertían los terribles sucesos que vendrían posteriormente, y que como bien lo cuenta la historia, llevarían al fracaso sus gobiernos.
Nuestro país, y nuestras regiones, no están exentas de contar con estos líderes encerrados en sus burbujas, los cuales menosprecian cualquier argumento negativo de sus gestiones, y ven a la oposición, no como una oportunidad para convencer e incrementar el poder, sino como un elemento a desconocer y exterminar.
Si errar es de humanos, entonces por que dejarse convencer que todas las actuaciones y gestiones a la cabeza de un gobierno son positivas. La posibilidad de equivocarnos en nuestras tareas es mayúscula.
Iván Duque pareciese estar en esa burbuja, la cual le impide ver la realidad de un país, perdiendo empatía y conexión con el pueblo, lo que resulta increíble en un mundo supremamente conectado, en donde los medios advierten y proyectan el fracaso de su gobierno y con él, el de su partido.
La Reforma Tributaria presentada es un claro ejemplo de ello, un compendio de normas que golpean a la ciudadanía, la cual, y no teniendo más remedio, se inclina todos los días más por escoger tendencias de Izquierda, lejanas a los tradicionales sectores que han gobernado, y que siguen desconectándose del sentir ciudadano.
Pero Duque no es el único ejemplo, alcaldes y Gobernadores se entierran todos los días más en el fango de la impopularidad, y creen que lo que dicta la oposición, son simplemente ecos de resentimiento y obsesión por la angustia de no contar ya con el poder. Falso, son también, y en algunas ocasiones, voces calificadas que lo que tratan es de advertir, lo que sus cobardes colaboradores no son capaces de hacer.
Cuantos ejemplos de gobernantes que terminados sus periodos son olvidados, rechazados e ignorados pues desconocieron las advertencias y las propuestas por construir mayores y mejores concesos.
¿Porque no sentarse por unos minutos con la oposición? ¿Que pierden con escuchar voces diferentes?
Pero si lo hacen, no lo hagan con el orgullo y la prepotencia de siempre, recuerden que ustedes ya tienen el poder, y son reconocidos por tenerlo, no necesitan recordarlo.
No terminen como de seguro terminara Duque, rodeado de ingrata recordación.
En Democracia la oposición es para escucharla, incluso muchas veces, resulta más fácil convencer a un opositor, que a un herido y traicionado aliado, el cual ya resentido buscara la inevitable caída de quien lo puso en desgracia.
Twitter: @AlejandroLSFD