Opinion

DESATINO TRIBUTARIO

Por: Juana Carolina Londoño – Abogada especialista en derecho comercial y legislación financiera y gerencia de entidades territoriales. Trabajó como asesora jurídica del Instituto de Seguros Sociales, Central de Inversiones S. A., concejal de Manizales, representante a la Cámara, presidente de Fiducoldex y actualmente empresaria: Londoño Asociados.

El Gobierno se alista para presentar una reforma, en la que se busca vigorizar las finanzas públicas que han quedado tan maltrechas después de esta pandemia sin antecedentes recientes que hemos vivido en el mundo entero. El gobierno tiene pudor en ponerle el apellido de tributaria a su reforma. Prefieren llamarla “Ley de Solidaridad Sostenible” aunque todo el mundo adivina ya que será una Reforma Tributaria común y corriente.

La diferencia radica en que la nueva reforma, llámese como se llame, encuentra a los ciudadanos y a los sectores productivos golpeados, empobrecidos, pesimistas y con poca tolerancia a las acciones de un gobierno que ya se encuentra con el sol en las espaldas. El país ya empieza a discutir cuál es el gobernante que sigue, y esta reforma le pisará los talones al calendario electoral, en el que muchos de los que van a votar a esa ley en el Congreso de la República aspiran a reelegirse.

El ambiente no facilita la tolerancia de los ciudadanos a las acciones del gobierno. Eso hay que tenerlo en cuenta con el fin de no incentivar explosiones sociales que nadie cuerdo quiere ni busca. Son muchas las especulaciones que hay sobre esa reforma a la que rodean tan pocas certezas. Hace unos días el exministro Juan Camilo Restrepo citó al también exministro Juan Carlos Echeverry, diciendo que este último calcula que la reforma tributaria -tal como ha sido anunciada- les arrebataría a las familias colombianas un 56% del ingreso disponible después del consumo. Si eso es así, apague y vámonos, pues seria la chispa que se necesita para que el descontento sea atizado con consecuencias impredecibles.

El gobierno debe entender que el palo no está para cucharas. La pandemia le dio un giro inesperado a la dinámica de crecimiento económico con especial énfasis en la clase media, grupo poblacional que con dificultades logra que sus hijos puedan acceder a las universidades en muchas ocasiones con créditos ICETEX o realizan esfuerzos para adquirir algunos bienes, vivienda o carro;  una clase media que se caracteriza por ser perseverante, luchadora, con deseos de crecimiento y mejores oportunidades.

Sin embargo, el panorama no es alentador. Según el documento CONPES 4023, referente a la reactivación económica, se estima una reducción en este segmento en cerca de 4 puntos, lo que nos lleva a inferir que el número de personas pobres en Colombia estaría en aumento y cerca al 42% de la población.

Y no es para menos nuestra preocupación, de acuerdo con la encuesta DE PULSO SOCIAL realizada por el DANE, los indicadores de confianza del consumidor no son alentadores: el 75% de los colombianos considera que la situación económica del país está peor que hace un año, y mucho peor cerca del 18%; un número significativo de jefes de hogares consideraban que el empleo se reduciría fuertemente este año. El 69% manifiesta no tener posibilidad de compra de zapatos, ropa, alimentos; solo el 9% de la población puede ahorrar, y el 87% no tenía posibilidad de comprar electrodomésticos o muebles comparados con febrero de 2020.

Con la reforma, según dicen, se pondría mas IVA en alimentos de la canasta familiar e impuesto a las pensiones (aún no se conoce desde que monto). Se espera recaudar  por incremento del IVA cerca de 10 billones de pesos; las personas jurídicas aportarían alrededor de 3 billones, y el gran fuerte sería la ampliación de la base tributaria en renta de personas naturales con la cual se recaudaría aproximadamente 16 billones.  El impuesto de dividendos de personas naturales pasaría del 10 al 15%, entre otros.

Una vez radicado el texto definitivo del proyecto de reforma haremos un análisis pormenorizado del mismo. Hoy solo resta decir que hablamos de reactivación y crecimiento económicos, pero ¿cómo lograrlo si la clase media donde están un sinnúmero de familias, profesionales hechos a pulso, emprendedores que buscan mejores horizontes y oportunidades, serán impactados con esta reforma tributaria ? Es triste esta reflexión, pero es real. Los estratos altos cuentan con exenciones tributarias, y me parece bien porque jalonan en parte la economía con empleo, los estratos bajos cuentas con subsidios, sin embargo ¿deberán 14 millones de colombianos que son la clase media de Colombia soportar el rigor de un desatino tributario del Gobierno Nacional con un proyecto de ley ad-portas de radicarse en el Congreso de la Republica?

No es el momento de fórmulas tradicionales. No es el momento de exprimir la misma naranja. Es el momento de la creatividad, de mirar cosas que no se han mirado, de hacer lo que nunca se ha hecho. Soy consciente de que no es algo fácil, pero los grandes líderes se caracterizan por pensar y hacer lo que los demás nunca han pensado o hecho.

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