Por: José Oscar González Hernández. Se desempeñó como alcalde de Pensilvania, Diputado a la Asamblea de Caldas, Personero de Manizales.
El título de esta columna tiene una historia en una niña de 8 años y que en 1897 le dirigió al diario The Sun una carta preguntándoles si papá Noel existe. El diario comisionó a un periodista que le respondiera a su lectora y él aprovechó la respuesta para enviar un mensaje de esperanza y de buenos deseos por la navidad.
Para mis amigos que quieran conocer más sobre lo anterior los invito a Google para que busquen el título de la columna y se enteren de toda la respuesta.
Aprovechando el ocio de fin de año y aunque estemos en cuarentena, ya casi acabamos, me encontré en las redes un pequeño cuento sobre un paracaidista de la guerra del Vietnam y me voy a permitir transcribirlo, porque me gustó y espero que igualmente a ustedes les parezco bueno.
“Charles Plumb fue un piloto de la fuerza aérea de los Estados Unidos que hizo más de 78 misiones exitosas y en la que iba a ser una de sus últimas misiones, le derribaron el avión, él se expulsó en el paracaídas y estuvo seis años como prisionero de guerra en Vietnam. ¡Te imaginas las torturas que puede pasar una persona 6 años como prisionero de guerra?. Finalmente lo liberaron y cuando Charles Plumb regresó a Estados Unidos y se recuperó empezó a dar charlas motivadoras y bueno, asi iba su vida, cuando un día estaba en un restaurante con su esposa ya en una edad avanzada y llega una persona y le dice: No lo puedo creer, usted es Charles Plumb, que emoción, no puedo creer que lo estoy viendo, pero el hombre como que estaba viendo un artista de cine; entonces él como confundido le dice: ¿usted ha estado en alguna de mis conferencias, o nos conocemos?. Y le dice ¿usted no se acuerda de mi? Responde: no, no, de donde nos conocemos, le dice: yo era el que empacaba su paracaídas.
Dice Charles Plumb, que eso le impactó tanto que esa noche no pudo dormir. Dijo: ¿cómo es posible? Yo era un piloto joven y arrogante y él era un muchacho humilde y sencillo, que yo lo veía sentado ahí todas las mañanas empacando con aquel cuidado mi paracaídas; nunca lo vi a la cara, ni siquiera lo reconocí y de ahí en adelante él empezó sus charlas con esta frase: “¿Quién empaca tu paracaídas? Entonces ahora en esta época de navidad yo quiero preguntarte: quien empacó tu paracaídas este año? ¿Quien estuvo contigo? ¿Quién cuida tus hijos? ¿Quién es la señora que te trae el café? O la nana que cuida a tus hijos o quién te llamó cuando estabas triste o tu pareja, verdad; todas esas personas empacan tu paracaídas, tus hijos cuando te dan una tarjeta y te dicen mamá te amo, papá te amo. Tu esposo cuando de pronto recoge a los niños porque ese día estás muy cansada o le toca a él, no se, pero piensa: ¿Quién empaca tu paracaídas? Y a todas esas personas que no se nos pase esta navidad sin darles las gracias, ….”
Traigamos a nuestro día a día el acertijo: ¿Quién empaca tu paracaídas?. Esa pregunta cabe en todas las actividades de nuestra vida: social, familiar, de amistad y hasta con nuestros políticos sirve. No se n os olvide que muchos de ellos ya están preguntado en donde sufragamos. FELIZ NAVIDAD JOJOJO.

