Opinion

EFECTO COVID-19

Por: Juana Carolina Londoño – Abogada especialista en derecho comercial y legislación financiera y gerencia de entidades territoriales.  Trabajó como asesora jurídica del Instituto de Seguros Sociales, Central de Inversiones S. A., concejal de Manizales, representante a la Cámara, presidente de Fiducoldex y actualmente empresaria: Londoño Asociados.

En el mes de febrero de 2020 apenas comenzaba a sentirse una leve preocupación en nuestro país por la pandemia  Covid -19, que ya impactaba desde comienzos de año una  gran  parte de los continentes de Asia y Europa; como simples espectadores veíamos en los  medios de comunicación internacional el crecimiento acelerado en el número de contagios y fallecimientos; las fronteras comenzaron a cerrarse paulatinamente, las familias debían resguardarse en sus hogares, los Gobiernos organizarse y dictar medidas adecuadas para salvaguardar la seguridad de sus habitantes, las entidades sanitarias trabajan con celeridad para frenar su propagación y efectos de la población.

Para esa época muchos de los colombianos creíamos que estábamos muy lejos de que este virus llegara a nuestro país, pero no fue así, el 6 de marzo de 2020 el Ministerio de Salud y Protección social confirmó el primer caso por Covid-19 en una mujer de 19 años procedente de Milán, Italia, y a raíz de esto todas las autoridades de salud debieron activar los planes de contingencia y aplicar adecuadamente los protocolos que venían preparando hace más de un mes.  Luego de 10 días de haberse detectado el primer caso, el Gobierno Nacional declaró emergencia en el territorio, se suspendieron eventos públicos masivos de más de 500 personas, de igual forma las clases presenciales en universidades y colegios, no podían llegar cruceros, restricción en la movilidad de los adultos mayores, entre otras.

Habían transcurrido tan sólo 14 días y ya se decretaba la cuarentena total en el país, la cual fue extendida nuevamente hasta el 26 de abril, el 1 de mayo la cifra de contagios en Colombia ascendía a 7006 y 314 fallecidos. Para esta época y a escasos dos meses del primer diagnóstico de Covid-19 comienza a agudizarse con profunda preocupación la situación de diferentes sectores económicos, las cifras de desempleo del Dane en mayo de 2020 tuvieron un incremento del 9,5% llegando a un total del 19,8%; continua el aumento de casos de manera significativa por lo que se amplía nuevamente el cierre obligatorio hasta el 30 de agosto. Se decretan medidas del Gobierno Nacional y algunos sectores de la industria como manufactura y construcción reabren para el mes de mayo, pocos sectores avanzan y se decreta cuarentena hasta el 30 de agosto. 

Desde el 1 de septiembre  se da apertura en todo el país con algunas restricciones de horarios y movilidad, abren aeropuertos gradualmente y tratar de retornar a la nueva normalidad, sin embargo, para muchos sectores el daño esta hecho, por mas esfuerzos incesantes sus empresas han cerrado, observamos locales comerciales y restaurantes clausurados, empresas que operan con menor personal intentando generar nuevas dinámicas en el negocio, un sector como el turismo altamente afectado y personas en las calles que buscan su sustento diario.  Continua en aumento las cifras en nuestro país, para el 24 de octubre ascienden a mas de 1.000.000 de personas contagiadas y 30.000 fallecidos.

Vemos algunos países con rebrotes aislados y cifras en el nuestro  continúan  de nuevo en aumento, pero no podemos parar, necesitamos avanzar y nos enfrentamos a un gran reto,  reactivar económicamente nuestro país, pero esto sólo lo lograremos si trabajamos juntos sector público y privado para poner en marcha las estrategias adecuadas, si abrimos nuestras mentes, si proponemos y construimos en vez de destruir, si remamos hacia el mismo lado, si apoyamos los proyectos de desarrollo y  dejamos a un lado los odios.   Es el momento de estar unidos entorno a una causa y es trabajar por la generación de ingresos y desarrollo de nuestra región.

Necesitamos empresas prosperas que generen dinamismo y empleo. Debemos centrarnos en la reactivación económica real, la de las empresas porque son realmente las que generan el verdadero empleo y permite el bienestar a la ciudadanía. La mejor política social es el empleo y todos debemos poner nuestro granito de arena para que ese elemento fundamental vuelva a hacer parte de la vida cotidiana de los Caldenses y los colombianos.

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