EDITORIAL
En los últimos días, la prensa nacional ha hecho eco de algunas noticias llegadas del departamento de Caldas que dan cuenta de posibles actos de corrupción o por lo menos, las dudas que han generado algunas actuaciones en la gobernación de Caldas.
Una de ellas es lo sucedido en la Dirección Territorial de Salud de Caldas, entidad en la que reinó el caos y el descontrol durante los primeros meses del año, donde hubo una cuestionada compras de ventiladores para pacientes UCI, y todo indica que eran usados y los hicieron aparecer como nuevos, además de comprárselos a un distribuidor de productos agrícolas sin experiencia en insumos médicos o clínicos. La Corporación Cívica de Caldas puso la lupa sobre esto y lo colocó en conocimiento de los organismos de control del Estado. Hay muchas interrogantes como cuál era el destino de fallida “coima”.
Esperemos que algún día se conozca qué fue lo que realmente pasó en este vergonzoso asunto, que tuvo que reversarse ante la avalancha de críticas y cuestionamientos. Igualmente, nos gustaría saber el papel que jugó cada uno de los actores, sin importar si aparecían o no en el proceso licitatorio.
Como si esto no fuera poco, la semana pasada la Agencia de Noticias Colprensa, envió un boletín a todos sus afiliados titulado “Denuncian contrato sastre de seguridad por “32.000 millones en Caldas” refiriéndose al de vigilancia adjudicado por la Secretaría General de la Gobernación en cabeza del superpoderoso, Alberto Hoyos López, cuya vigencia termina el 31 de diciembre de 2023 y va con cargo a vigencias futuras aprobadas por la Asamblea Departamental.
Esta licitación con su respectivo pliego, calificado de sastre porque fue hecho a la medida de un solo proponente, ya corre de boca en boca por el manto de dudas que lo cubre en todos los aspectos.
Lo primero fue que le quitaron el manejo de esa licitación a la Secretaría de Educación, la que por lógica debería ejecutar este proceso porque son sus instituciones educativas y tienen identificadas las que requieren vigilancia. Sin embargo, para justificar este manejo por parte de la Secretaría General en cabeza de Alberto Hoyos López, y hacer más grande y llamativo el paquete, le agregaron los puestos de vigilancia del edificio de la Gobernación y de todas sus entidades. Jugoso contrato tanto en lo económico como en puestos. Algo similar es lo de aseo.
La repartición de este gran botín burocrático, más de 300 puestos de trabajo a lo largo y ancho del departamento, también ha generado muchas preguntas. Después de la vergonzosa repartición de un porcentaje entre los diputados de la coalición de gobierno, desde el poderoso computador del Palacio Amarillo, lo han manejado con favoritismo inexplicables y excesiva generosidad hacia algunos, quienes se habían destacado por ser feroces enemigos de la actual administración departamental, y dejando a los amigos de la campaña de Luis Carlos fuera del juego. Le está fallando la memoria ram al pc oficial.
Para citar solo estos dos casos, son ruidos innecesarios que están afectando la imagen de la administración departamental y, sobre todo, de un gobernador que pareciese hacerse el de la vista gorda o pasar de agache, mientras algunos de sus subalternos hacen fiestas.
Dicen en mi tierra que quien no escucha consejos no llega a viejo, y en este caso, Luis Carlos aún está muy joven políticamente.
Pensilvania, 06 septiembre 2020.