Por: Alejandro Loaiza Salazar – Enlace Congreso de la República. Oriundo de Samaná, con estudios en Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia. Por: Alejandro Loaiza Salazar – Enlace Congreso de la República. Oriundo de Samaná, con estudios en Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia.
Esta nota no contiene remembranzas históricas, para ello recomiendo como introducción a la historia de nuestro pueblo “Samaná en la Historia” del Aranzacita Miguel Álzate, “Monografía de Samaná” escrita por Javier Loaiza y Fernando Murcia o “Pensilvania Avanzada y Colonizadora” escrito por el Hermano Florencio Rafael, este último libro con notas de la historia hispánica y prehispánica de nuestro territorio, es una joya que debería ser de obligatoria lectura para los hoy habitantes del oriente caldense.
Ayer 28 de agosto Samaná celebro un año más de los 136 desde su creación legal como territorio en 1884, y como la gran mayoría de nuestros municipios en el país, “La tribuna de Oriente” tiene aun enormes ventajas comparativas y competitivas sin explotar, así como profundas dificultades y barreras por superar.
Se podría decir de hecho si acudiéramos a nuestra historia, a nuestras raíces y a las enormes semejanzas sociales, culturales e inclusive familiares, así como a las nuevas tendencias de administración pública y asociación municipal, que no solo Samaná, sino en general el oriente de Caldas, debería pasar de una vez por todas del discurso repetitivo de cada dos años sobre integración regional, y antes de pensar en hermanamientos con sonoros territorios extranjeros, idear una real y efectiva asociación con nuestros vecinos, y lograr con ello el apalancamiento de enormes recursos increíblemente disponibles, en un Estado con tantas dificultades como el colombiano.
Hace un año, cuando estaban en plena efervescencia las campañas electorales, y aunque no participe activamente del ejercicio proselitista como en anteriores oportunidades, mi inclinación no era hacia el actual alcalde, en parte por la soberbia idea de que su origen no era Samaneño.
Sin embargo y evidentemente el favor de la comunidad estaba con él, y para bien del pueblo, que mejor que un médico para afrontar la amenaza que esta pandemia nos dejo. Pero más aun, tal vez una mirada menos parroquialista de aquel que no nació en estas tierras, podría aportar un valioso punto de vista de cómo administrar e integrar a una celosa comunidad.
En algunas ocasiones el observador externo resulta clave para que se evalúen no solo aspectos positivos sino negativos, imperceptibles para aquellos naturales absortos por obnubiladas ideas que desde la infancia fueron fijadas.
Ayer en una ceremonia distante de sectarismos y encabezada por el alcalde Alfredo Valencia, se dejo ver y recordó elementos humanos valiosísimos que de tomar la decisión por encima de cualquier interés político, podrían sin lugar a duda direccionar el rumbo de Samaná e impulsar su desarrollo a niveles impensables, pero también dejo ver personas que ajenas al ejercicio electoral y publico, deben de ser llamadas a cumplir un papel protagónico.
Felicitaciones al señor alcalde, tal vez y como dirían los gamines de mi pueblo, “un extranjero de otra parte” sea ahora capaz de prender una chispa de unidad, como pocas veces se ve en el egoísta mundo de lo político, y poner de acuerdo a los que nunca han estado de acuerdo.
Twitter: @AlejandroLSFD
