Opinion

POPULISMO O LEGULEYISMO

José Ferney Paz Quintero

Por: J. F. Paz – Exmagistrado / Consultor.

Reconocer que somos un país donde se le da demasiada importancia a lo formal y a lo procedimental, que trae consigo a su pariente cercano el leguleyismo, cuando se tratan las normas sin conocerlas o se les da una interpretación diferente, situación que no solo se refleja en el ámbito judicial, sino que se ha desplazado a la rama ejecutiva como a la legislativa.

De moda el leguleyismo o populismo político, cuando se anuncian proyectos de ley, o de Acuerdos con bombos y platillos, acudiendo a la sonoridad del micrófono y a la letra de molde, ejemplo el plan Marshall, cuando debería denominarse el plan recuperación Bogotá, que producen un impacto en la comunidad, soluciones planteadas a mediano o largo plazo, muchas de ellas sin el respaldo presupuestal para la efectividad de lo que se propone, pero  generando  un efecto  de imagen que era lo que se buscaba por su autor o autores.

EL leguleyismo judicial con amplia difusión periodística por parte del  gobierno, al anunciar una reforma estructural a la justicia, pero no  se nos dice en qué consiste esa reforma, olvidando siempre al eje central de la misma, el ciudadano de a pie que es el que sufre las consecuencias de una justicia tardía y la dificultad para acceder a  ella, con una Ministra más interesada en su aspiración burocrática  de ser Procuradora, nominación infortunada, que en  sacar adelante una reforma judicial que desde años espera el país.

El leguleyismo electoral, cuando un movimiento político afecto a su adalid, tratan de desinformar a la opinión al interpretar indebidamente la norma constitucional que estableció la prohibición de la reelección del Presidente de la Republica como principio pilar de la Constitución del 91, implantando una cláusula pétrea en el sentido que solo a través de un referendo de iniciativa popular o Asamblea Constituyente podrá ser reformada esa prohibición.

El leguleyismo o populismo generado por el COVID, las tensiones entre el poder central y el distrital respecto a las medidas sanitarias, jugando con la salud, la vida de los colombianos, con unas cuarentenas ineficaces en sus resultados, atentando contra la economía familiar como con la empresarial totalmente arruinadas.

Y para remate de las leguleyadas la avalancha de tutelas contra la decisión de la Corte que impuso medida de aseguramiento contra el senador Uribe, a sabiendas que no es el mecanismo idóneo, constituyendo un desgaste para la administración de justicia que bien amerita sanciones para los accionantes por claro abuso del derecho.

Este leguleyismo tanto oficial como de los partidos en nada favorece a la institucionalidad, pero sí afecta la confianza ciudadana, que los gobiernos tanto nacionales como seccionales aterricen, dejando de lado las encuestas de popularidad, los costos que demandan esas mediciones, dándole una mejor lectura al panorama social del país.

ADENDA: El pasado 15 de agosto se celebró la Convención virtual del partido liberal donde se expusieron los temas de actualidad, las relaciones con el gobierno, plataforma ideológica, elección de las directivas para un periodo de dos años, como las tareas a seguir para los certámenes electorales venideros, con un solo objetivo, salir a la CALLE a defender esos principios sociales.

Mis agradecimientos a los convencionistas por el voto de confianza recibido para continuar como Magistrado del Consejo Nacional de Ética, el que seguiré ejerciendo de acuerdo con mi “leal saber y entender.”

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