Por: José Octavio Cardona León – Ex Alcalde de Manizales.
El departamento de Caldas tiene aproximadamente 32.000 caficultores que desarrollan sus tareas en cerca de 42.000 fincas dedicadas al cultivo del café, las que en total suman 62.000 hectáreas de producción, con un 20% de área de renovación.
La última cosecha cafetera de Caldas estuvo por el orden del MILLON DOSCIENTOS MIL SACOS DE CAFÉ de 60 kilos, en un país que tuvo una producción total de CATORCE MILLONES Y MEDIO DE SACOS de 60 kilos.
La producción cafetera de este año en Colombia se estima en 8.9 billones de pesos, lo que indica su importancia en la economía del país.
Sabrán los conocedores que se necesitan 5 kilos de café en cereza para obtener un kilo de café seco o pergamino. Así las cosas, el café que se debe recolectar para tener rendimientos semejantes al año 2019 es aproximadamente SEIS MILLONES DE SACOS DE CAFÉ EN CEREZA de 60 kilos.
Para el caso de nuestro departamento se tiene que del primero de agosto al 21 de diciembre se debe recolectar el 70 % de la cosecha, que a precios de hoy debe costar 650 a 670 mil millones de pesos.
Según estudios del Centro nacional de Investigaciones del Café CENICAFE, una persona dedicada a la recolección de café logra en promedio 82.5 kilos de café en cereza por cada jornal (día de trabajo), y aprende llegar a 130 kilos en cereza durante la cosecha, lo cual es indicativo del alto número de recolectores necesarios para lograr que en Caldas 360 MILLONES DE KILOS DE CAFÉ EN CEREZA sean depositados en los canastos. Aproximadamente entre 6.500 y 7.000 recolectores.
La cosecha empieza usualmente en la primera semana de agosto y en condiciones normales va hasta noviembre. Obvio que en julio se tienen “graneos” o “pepeos” y lo mismo ocurre en diciembre, pero la parte central del evento económico más importante del departamento ocurre entre agosto y octubre.
Porqué las reflexiones anteriores, pues la razón es simple. Porque según han dicho las autoridades de la salud en el país, “el pico” de la pandemia en Caldas y más concretamente en Manizales se espera para mediados de septiembre, es decir, en plena cosecha cafetera.
Caldas al igual que todos los departamentos productores carece de mano de obra local suficiente para atender las tareas de recolección, por lo que siempre ha sido normal que lleguen a esta región recolectores de todas partes del país a realizar las faenas de cogida de los granos, e incluso ahora es habitual que lleguen amigos venezolanos.
La cosecha no da espera, se debe recolectar en esas fechas que caprichosamente han sido establecidas por la naturaleza, pues de lo contrario, cuando los granos no se recogen a tiempo se “palotean” en verano o se caen en invierno, pero en todo caso se pierden, lo cual sería la ruina total de todos los productores y del sistema económico asociado.
Que se tiene pensado entonces para atender la situación, cuando los trabajadores son contratados en las plazas de mercado o las galerías de los municipios, donde se amontonan en espera de conseguir “la pega”, en absoluto desconocimiento del distanciamiento social.
Igual ocurre cuando las fincas ofrecen dormida a sus recolectores en campamentos diseñados para 100, 200 y hasta 300 trabajadores durmiendo uno al lado del otro, sin ninguna posibilidad de distanciamiento. Lo mismo ocurre con la alimentación que se sirve en comedores comunales donde tampoco hay distanciamiento.
La cosecha no se puede perder, es la columna vertebral de nuestra economía cafetera, se necesitan y se demandan acciones preventivas y de seguimiento para lograr que todos ganemos. Los productores cosechando el fruto de su trabajo; el resto de los ciudadanos, conviviendo con unos trabajadores de paso que son absolutamente necesarios, sin que ello implique una expansión de la pandemia.
Las autoridades tienen la palabra.