Por: José Oscar González Hernández. Se desempeñó como alcalde de Pensilvania, Diputado a la Asamblea de Caldas, Personero de Manizales.
Esta semana que va poco a poco desfilando nos hemos encontrados con varios hechos políticos que nos invitan a reflexionar sobre ellos.
El primero se debe al señor alcalde de la ciudad, Carlos Mario Marín Correa, que en los últimos días le ha llovido críticas a su gestión al por mayor. La oportunidad para que salieran las críticas aparecieron con el tema de la renuncia protocolaria de su gabinete. En menos de 7 meses de gestión el alcalde ya ha cambiado 17 de sus funcionarios. Unos muy prontos como su Secretario de Planeación y el de Salud y otros aguantaron hasta el mes de Julio. Pero esto de su cambio de su gabinete para una cosa es de menor valor. El grueso de las críticas es que ha habido quejas muy serias en materia de corrupción. Debido a estos cuestionamientos ya varias organizaciones cívicas han solicitado a la administración información sobre ciertos hechos denunciados. Igualmente, los quejosos han hecho unas denuncias penales en la Fiscalía.
De la misma manera unos malquerientes del alcalde han aprovechado la ocasión para hacer denuncias sobre su condición de salud y de salud síquica. Creo yo, esto no se debe llevar al debate público, pero si hacerle un llamado al señor alcalde para que se pronuncie sobre ellos y así despeje cualquier duda al respecto. No se nos olvide que son 48 meses de mandato y sólo llevamos 7 cumplidos.
Otro hecho político que puede llamarse una pequeña bomba atómica fue la detención domiciliaria del expresidente Álvaro Uribe. Que desinformación tan macha la que se ha tejido en torno a este hecho. Lo primero que noto en toda esta desinformación es que la reserva sumarial se ha esfumado. Los primeros que la han violado fue el abogado defensor del expresidente; cada vez que fue entrevistado aprovechaba los micrófonos para contarnos lo que dijo, o lo que él creyó escuchar en el proceso, el expresidente, el testigo o los quejosos. Sabemos que los tiempos han cambiado, que las redes sociales nos han trastocado un sinnúmero de valores en la vida cotidiana, pero la única verdad que sigue vigente y nosotros no la practicamos es una verdad real. La historia y la vida nos ha confirmado que en todo proceso judicial se llevan 2 procesos. Uno el que llevan las autoridades judiciales en el despacho y esta es la verdad judicial y sobre ella es donde se toman las decisiones de absolución o de condena. El otro proceso es el que llevamos los mortales en la calle y el que se mueve de acuerdo con mis sentimientos de amor o de odio contra el encartado. Este proceso, hoy, por las redes sociales todavía es más agresivo porque unos y otros lo magnificamos y tenemos más a quien llegar con nuestras notas.
Lo cierto es que me parece inaudito que muchos sectores políticos por la detención del señor expresidente estemos hablando de una constituyente. Creo, están buscando el ahogado río arriba.