Por: Alejandro Loaiza Salazar – Enlace Congreso de la República. Oriundo de Samaná, con estudios en Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia. Por: Alejandro Loaiza Salazar – Enlace Congreso de la República. Oriundo de Samaná, con estudios en Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia.
Cuando un gerente o administrador nombra su primer anillo de funcionarios, de una u otra manera esta nombrando personas que considera son reflejo de por lo menos una parte de su pensamiento, o que son portadoras de valores y cualidades que él nominador considera importantes, o en ultimas por que cuentan con la confianza dado su previo conocimiento, o por recomendaciones altamente valiosas.
El primer anillo de aquellos que rondan la administración pública, pero muy puntualmente, entre quienes son elegidos por voto popular, suele caer en un terrible defecto que lo resume una frase muy conocida “Se vuelven más papistas que el papa”, se apropian tanto de las elecciones y convicciones del líder que por lo regular quienes son inexpertos caen en el terrible juego de considerar que todo aquello por fuera de su entorno es dañino, que aquello con un color levemente distinto se convierte en una amenaza y a cambio de tomar la decisión de persuadir pretenden aniquilar.
Puede que en campaña dicho comportamiento logre ser un tanto efectivo, sin embargo, ya en el gobierno esta estrategia conduce a la autodestrucción.
Inmediatamente instalados en el poder se debe procurar cautivar el máximo de opinión favorable posible, y esto solo se logra atrayendo a aquellos que no votaron por el equipo o por el líder que resulto ganador.
En principio algunos que votaron en contra, poco a poco y sin necesidad de mayor insinuación se van acomodando al equipo ganador, sin embargo, otro tanto necesita mayor seducción, habrá otro porcentaje que nunca será atraído, en ellos no debe haber mayor desgaste.
Identificar los dos primeros grupos resulta bastante útil a la hora de seguir ganando adeptos, sin embargo los cuatro años que dura un mandatario no todos son útiles para este propósito, son los primeros dos años los que indican la tendencia sobre la cual se posicionara el gobierno, y cualquier corto circuito podría impedir el libre flujo de entendimiento necesario para cautivar a las comunidades, es por ello que los equipos de gobierno deben ser vistos como fusibles que en el momento de haber un corto circuito deben ser remplazados sin vacilación.
Existen cientos de formas para seguir apoyando a aquellos a los que se ha considerado como compromisos permanentes, pero no entender que un secretario sin conexión con las personas, que sigue manteniendo su “modo campaña” activado y motivado por el sectarismo puede destruir muy fácilmente la credibilidad y confianza que una comunidad ha depositado en un mandatario.
Escoba nueva barre bien, y sacrificar en ocasiones algunos alfiles para salvaguardar al rey resulta clave en la supervivencia de un juego de largo aliento.
Twitter: @AlejandroLSFD
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