Opinion

“EL BACILO DE LA PESTE NO MUERE NI DESAPARECE JAMÁS. PUEDE PERMANECER DURANTE DECENIOS DORMIDO”. Albert Camus en la Peste.

Por: José Oscar González Hernández. Se desempeñó como Alcalde de Pensilvania, Diputado a la Asamblea de Caldas, Personero de Manizales.

Hoy es el día no sé qué, de la pandemia y de la cuarentena obligatoria decretada por el gobierno. Los días y las noches pasan con pasmosa tranquilidad; esto a ratos es una soledad abrumadora; hay unos días que por la dinámica que nosotros le imprimamos pasan rápidos, pero hay otros que sólo nos acompaña el tedio, la desolación y la tristeza. Cuando sintamos llegar estos síntomas de melancolía y de aburrimiento lo mejor es aislarnos en algún rincón de la casa y comenzar a hacer unas reflexiones sobre nuestra vida. Evocar los momentos agradables de nuestra existencia; cuando obtuvimos un triunfo en nuestra vida: logro académico, cuando me nombraron en un cargo, cuando fui campeón con mi gran equipo de fútbol, cuando marqué el gol de mi vida y se vale soñar y dejar salir la loca de la casa, la imaginación, a que nos lleve a castillos de arena, que muchos de ellos construimos y otros de verdad fueron castillos y así podemos sentirnos mejor.

Al revestirnos de paciencia como nuestro ejemplo, el santo Job, asimilamos la disposición del Presidente Duque de ampliar su cuarentena por dos semanas más. Antes de decidir la nueva cuarentena en el país se había especulado mucho sobre la conveniencia o no de dicha disposición y uno de los opositores fue Gabriel Silva que en su columna del Tiempo que la terminó así: “El llamado aislamiento inteligente, que no es más que un relajamiento prematuro de la cuarentena, se va a traducir en el colapso del sistema de salud”.

Y se ha escrito tanto en estos días sobre la pandemia que he resumido varios puntos sobre lo que hay que hacer para enfrentar no sólo la emergencia médica, sino la emergencia económica que se avecina con los empresarios grandes y pequeños y los más importantes los que laboran el día a día.

En todas partes los opinadores creen que el gobierno se debe centrar en estos dos frentes, obviamente habiendo muchos otros no menos importantes, pero de estos se derivan las otras acciones. El más importante es seguir invirtiendo en salud, cuyo objetivo principal es aplanar la curva de los contagiados, y esto se logra realizando más pruebas. Pero que cruel paradoja, cuando sólo el Instituto Nacional de Salud hacía las pruebas, mal que bien no existía represamiento. Hoy nos han anunciado con gran despliegue que varios laboratorios departamentales pueden realizar las pruebas y hasta el presente no han podido comenzar y ya se presenta el represamiento. El otro frente que debe atender el gobierno es proteger a los pobres, informales e independientes. No puede dejar por fuera de esta protección a los trabajadores formales que frenaron en seco como las constructoras, el comercio diferente de los supermercados, hoteles, restaurantes, la metalurgia; además el gobierno debe tener mucho cuidado de mantener el tejido empresarial y lo más importante evitar la quiebra masiva de empresas.

Le hago un llamado a mis lectores para que observemos a nuestro alrededor y miremos cuantas personas que viven del rebusque y que están en nuestro radio de acción y apenar vinimos a darnos cuenta de su presencia hoy, así las hubiéramos usado antes. El del puesto de dulces, el que vende minutos, el puesto de fruta y aguacates, el de la prensa y la dama que atiende en el bar donde nos venden tinto; así podemos hacer una lista interminable de bienes y servicios que nos han servido y que en estos momentos deben estar pasando muy mal sin dinero para su sostenimiento.

En las redes sociales circula mucho material y hay para todos los gustos, pero hace varios días me encontré con algo que me llamó la atención y quiero compartirlo. Una persona adinerada llega a un pueblo y pide una habitación de hotel, paga por ella 100 Euros y sube a revisarla. El dueño coge el billete y sale a pagarle al carnicero; éste sale y le paga al criador de cerdos con el mismo billete; el siguiente le paga al surtidor de alimentos para cerdo. A su vez éste va y le paga a María, la prostituta, por sus servicios amorosos a crédito y esta a su vez corre y le paga al dueño del hotel por fiarle sus dormidas con sus clientes. Seguidamente aparece el visitante que revisó la habitación y no fue de su gusto y reclama su dinero, los 100 Euros y se marcha. Nadie en el pueblo ha ganado un centavo, pero ahora toda la ciudad vive sin deudas y mira el futuro con confianza.

COLOFON: “Si el dinero circula en la economía social, se acaba la crisis”.

Lo más visto

Subir