Por: Alejandro Loaiza Salazar – Enlace Congreso de la República. Oriundo de Samaná, con estudios en Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia.
08 febrero 2020
Cuatro movimientos ministeriales, o cinco si se quiere contar con el enroque que se realizo finalizando el año en el ministerio de defensa, fueron las movidas en el alto nivel que el Presidente Duque decidió concretar de cara a mejorar su gobernabilidad, el dialogo con el congreso, y definitivamente no pensando en mejorar su imagen.
Si el presidente hubiera pensado en mejorar su imagen, con seguridad los nombres anunciados hoy serian otros, pues se pensaría mas en atraer al gabinete personas con una positiva percepción en la ciudadanía, y que lograran mayor conexión con el ciudadano medianamente interesado por el que hacer público.
Aunque algunos afirman que dichos intentos si se realizaron, pero los pocos que cumplían con esas condiciones, además de no chocar con el ala dura del Centro Democrático, no aceptaron los ofrecimientos, pues no querían sacrificar el mucho o poco capital político que consideran tener, y el cual será fundamental para las próximas elecciones.
Descontando el movimiento de Alicia Arango quien paso del ministerio de trabajo al ministerio del Interior. De los tres últimos nombres designados en las diferentes carteras, solo uno es medianamente conocido por quienes hacemos algo de seguimiento al legislativo, es el caso de Ángel Custodio Cabrera quien pasara a ser ministro del Trabajo, en los demás casos, seguramente peso mas el criterio con el que inicio el gobierno, tratando de evaluar personas técnicas con algo de conexiones políticas, que el permanente reclamo de las bancadas al querer postular figuras visibles de cada uno de sus partidos.
¿Qué tan representativos o no son los nuevos miembros del gabinete para cada una de sus partidos de origen? o ¿Que tanta efectividad lograran garantizar al momento de hacer sumas en las votaciones de los proyectos de ley que serán de interés del Gobierno? son inquietudes que solo se puede decantar, con la capacidad de cada uno de ellos de tratar de establecer un diálogo fluido y constante, así como una solida persuasión, para con sus copartidarios a partir del próximo 16 de marzo, fecha en la cual se reactivan las sesiones parlamentarias.
Y es que como reza el dicho, “Pa técnicos, siempre hay mejores y más baratos”, y es que colombianos con probada experiencia científica y técnica, así como con alta preparación académica que permita formular y llevar a cabo una Política Publica, nos sobran, pero que además encajen en el truculento mundo del congreso, esos sí son difíciles de encontrar, máximo en las actuales condiciones del gobierno.
No pocos afirman que falta al menos un movimiento por hacer en el gabinete, y es que de quedar así tal y como están las cosas, o salvo que Simón Gaviria sea nombrado en la embajada de Colombia en USA, sería un claro rompimiento con el partido de trapo rojo.
Esto no solo podría modificar lo hasta ahora acordado para la elección de Defensor del Pueblo, sino que además propiciarían extraños movimientos en la precampaña por la Procuraduría General. Sin contar con el mayor impulso a revivir las 16 curules para las víctimas.
Y es que de revivir estas nuevas curules, las cuentas en la Cámara de Representantes cambiarían, pues por muy bien que le fuera al gobierno, de estos 16 escaños mínimo el 80% serian de oposición. De tal manera que, si o si necesitarían del partido liberal, y nuevamente baraje y reparta.
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