Por: Alejandro Loaiza Salazar – Enlace Congreso de la República. Oriundo de Samaná, con estudios en Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia.
01 febrero 2020
Hace pocos días el Representante a la Cámara de Bogotá por Cambio Radical, José Daniel López, no ocultaba ante los medios de comunicación su discrepancia con algunos compañeros de su bancada. Lo anterior, por la posibilidad de que su partido ingresara al gobierno de la mano de alguna persona que fuera nombrada en cualquiera de los ministerios que están siendo feriados por el gobierno del Presidente Duque, esto de cara a lograr las mayorías en el Senado y la Cámara de Representantes.
Decía el Representante López, que ingresar al Gobierno Duque podría ser un tiro en el pie en la apuesta a futuro de Cambio Radical y en general de cualquier partido, pues no es desconocida la baja percepción favorable que existe por parte de la ciudadanía frente al actual gobierno, junto con la sensación de alta desconexión que existe entre el Presidente y los colombianos.
Casi dos años han pasado desde la posesión de Iván Duque, y en este tiempo solo unos pocos, algunos muy cercanos al Presidente y otros, que han sabido reptar por la difícil situación que hoy tienen los políticos tradicionales, los que han logrado mantener la vieja, tradicional y en la mayoría de casos efectiva estrategia, de sostener una estructura política con andamiaje burocrático y contractual.
Sin embargo, la gran mayoría de los congresistas de las bancadas que han apoyado al gobierno no han logrado obtener el favor de este, frente a la necesidad que tienen ellos de apoyar a sus bases. De ahí que no sean pocos los congresistas de partidos que como Cambio Radical, Partido de la U, Conservadores y hasta Liberales vean en la esperada “Participación Política y Programática” que tanto se anuncia, la posibilidad de contar con el apoyo del alto gobierno, en representación de algún ministro de su colectividad que se conduela y les de la mano a tanto congresista ausente de poder.
Pero como toda acción genera una reacción, el posible ingreso de los mencionados partidos políticos, exceptuando al conservador el cual esta entregado por completo a Palacio y con una ya comprobada perdida de vocación de poder, tendrá un terrible y adverso efecto sobre el electorado, ya de por si decepcionado, pero a la vez ansioso de encontrar refugio en alternativas políticas diferentes a las tradicionales.
Hoy según algunos analistas, hacer parte del gobierno es no solo ir en contra de las mayorías que claman por un cambio, o que simplemente no están de acuerdo con el estilo de gobierno, es también ponerse una terrible cruz que pesara bastante en el numero de congresistas que serán elegidos por estas bancadas y que verán como reducirán su número, sin contar con la difícil opción de hacer parte del equipo que elegirá próximo presidente.
Esto sin sumar que las acciones tardías son mucho más costosas, y hoy cualquier auxilio que reciba un congresista no lograra el impacto de haberlo hecho hace un par de meses, ya está bastante anunciada la alta renovación que tendrá el próximo Congreso de la Republica.
En conclusión, hoy los partidos políticos están definiendo entre mantenerse por fuera del gobierno, ausentándose por completo de las mieles del poder (y hasta de recuperar lo invertido en campaña) y definiéndose por hacer completa oposición a un gobierno ya desprestigiado, apostando por una mejor figuración en las próximas elecciones, o el ingresar a los dominios del ejecutivo, tratar de recomponer las estructuras tradicionales, perder mucho mas cercanía con el elector y rogar por que no sea demasiado tarde.
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