Opinion

Paro nacional (I)

Por: Mario Arias Gómez

Tras un mascarón de cambio, reaparece en indistintas partes del mundo, la disolvente e incendiaria ‘primavera árabe’, soterradamente azuzada por coléricas, decepcionadas, disconformes, engañadas, frustradas, resentidas masas, cuyo estado de ánimo, nutre -aquí en Colombia- un colapsado, desintonizado, desconectado régimen, demostradamente incapaz de entender el contexto sociopolítico de las mismas; Hidra de Lerna, especie de monstruo mitológico con un sinnúmero de cabezas que tenían la virtud de regenerar dos por cada cabeza que perdía o le era amputada.

‘Leviatán’ cuyas consecuencias -en cadena (tipo dominó)-, afectan a fortiori al continente, soliviantado por el exponencial, vertiginoso descontento, la acentuación de las diferencias entre pobres y ricos, entre los que nada tienen o comienzan a tener algo, asociadas a la desaparición de una acción calificada del Estado, causa del mordaz eclipse del Gobierno; ineptitud que no le permite priorizar el gasto social, de modo que prevenga adecuada, eficazmente, la imprevisible arremetida popular que se avecina.

Indignación rebautizada por el endemoniado ‘Diosdiablo’, ‘Huracán bolivariano’, cuya represión precede a los destrozos a los bienes públicos, privados, monumentos, históricos, víctimas, incendios, saqueos al comercio, consumados por exaltadas, incontrolables turbas, infiltradas -regularmente- por anarquistas, vándalos encapuchados, que pintarrajean grafitis, arruinan, destruyen lo que encuentran a su paso, lanzan ‘papas bomba’, piedras, cócteles molotov contra el Esmad.

Ocurre en Francia con los chalecos amarillos; en parte de Europa; a la vuelta de la esquina: Venezuela, Brasil, Perú, Ecuador, Chile, Bolivia. Hordas, componentes de una bárbara, nómada, orquestada, proterva, secreta organización de extrema izquierda, instruida, adiestrada, financiada por el Foro de São Paulo que intenta -sin recato-  desestabilizar a Latinoamérica. Malandros que se revelan exceptuados de un sistema absolutista, antidemocrático, corrupto, que no estimula, premia el esfuerzo, ni avala la igualdad de oportunidades que reserva para una privilegiada minoría, trancando la movilidad, el ascenso social.

Malhechores que se camuflan en las jornadas estudiantiles, sindicales, indígenas que, según Duque, el próximo 21N, tratarán “de incendiar con falacias la sociedad”; combustible aportado por su incuria; por la hediondez moral que cunde en el vecindario, donde al tiempo exigen la renuncia de los descalificados mandatarios.

Ambiente enrarecido en nuestra martirizada patria, donde a diario ocurren atentados contra líderes indígenas, políticos, sociales, gente del común, sin que se conozca -hasta ahora- quién o quiénes están detrás, país en que reapareció la pezuña gubernamental de los ´falsos positivos’:  

Dimar Torres, que tiene enreda al coronel, Jorge Armando Pérez, y su tropa; Wilson Parra Lozada, ‘El Indio’, del ETCR, La Carmelita-Putumayo; Flower Jair Trompeta, de la Reserva Campesina de Caloto -ASTRAZONACAL-. en Caquetá, ‘Gildardo Cucho’, muerte anunciada por el epígono de Uribe, con bombos y trompetas, como un operativo “meticuloso, impecable, limpio”, donde fueron dados de baja once guerrilleros, ocultando los ocho menores de edad ejecutados atrozmente, desconocidos falazmente por el incompetente, desenmascarado, falsario gañán, vocero oficioso de la patraña, génesis de la imparable caída.

Dramática renuncia forzosamente aceptada por el energúmeno, ensoberbecido, impostado patrón; tragicómico estandarte de la moral, erigido -per se- en principal responsable, quien corrió a condenar a quienes actúan “políticamente de manera vampiresca”; procediendo a inhumarse con el degradado vasallo, no sin rebuscar, agotar el diccionario, con ditirámbicos adjetivos para adular, beatificar la inerte gestión del destronado, repudiado subalterno -condenado a la irrelevancia, al olvido- caído, no por la moción de censura, sino por desinformar el holocausto de los menores. Afrenta -sin parangón histórico- en nuestra fracturada, desahuciada ‘banana republic’.

Absurdo, discordante, disparatado, extravagante, ridículo adiós -sin explicación-, motivo -uno más-, de la reflexiva desaprobación -en aumento-, del desentendido, extraviado, sometido Presidente, captada por las encuestadoras: Gallup, INVAMER, reflejada por estas apocalípticas, desoladas cifras: 69 % del país lo censura, reprueba, frente al displicente 26 % que lo aprueba, censura, después de 15 meses de desgobierno; el 70 % considera que las cosas empeoran; el 83 % señala que la corrupción se ensancha; lo económico decae 77 %, mientras se acrecienta (85 %) el desempleo, costo de vida, inseguridad, el robo -mediante atraco armado- se generaliza.

(Trabajo de campo: entre el 25 de octubre y 4 de noviembre; encuestadas 1.200 personas, mayores de 18 años en: Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla, Bucaramanga; límite de confianza 95 %; margen de error +/- 2,83 %)

Marchas, paros, protestas reivindicatorias, motivadas por la desconfianza, desilusión, exclusión, recelo, tirantez; elevada calentura social, provocadas por los sincrónicos adeudos incumplidos; maltratos; opresión; fraguados señuelos, ultrajes al resignado electorado, arriado como sumiso rebaño de borregos rumbo al degolladero. Dilemas con enorme impacto para las generaciones de hoy como venideras.

13/11/2019

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