Por: José Oscar González Hernández. Se desempeñó como Alcalde de Pensilvania, Diputado a la Asamblea de Caldas, Personero de Manizales.
26 septiembre 2019
Se inauguró en el seno de las Naciones Unidas otra Asamblea Anual de asociados y todos estos días veremos a la gran de mayoría de jefes de Estado desfilar para que cada uno de ellos pontifiquen sobre lo que más les conviene a sus países. Es una lástima grande que el señor presidente de Venezuela haya preferido irse para Rusia a seguir recibiendo órdenes de su protector el señor Puttin y no enfrentar a los gobiernos del mundo por lo que está pasando en su país.
Abrió la ronda de discursos el señor Presidente del Brasil Bolsonaro y como se esperaba y fiel a su credo atacó a los ambientalistas y a todo el mundo que lo criticó con el incendio del Amazonas y sus políticas de ambiente.
El estilo del señor Presidente Bolsonaro es polémico y le gusta enfrentar a sus opositores. Su forma de hablar es en forma incendiaria y muchas de ellas son salidas de tono que van desde la xenofobia al machismo y en ellas incluye la defensa de los dictadores. No desperdició la oportunidad para criticar a los gobiernos socialistas de su país y además resaltó la familia y los valores religiosos.
Con esta descripción del personaje analicemos lo que dijo allí en la asamblea: que “se ha comprometido con la defensa medio ambiental y con el desarrollo sostenible en beneficio de Brasil y del mundo”. Por lo vivido en días anteriores en Brasil con el incendio de la Amazonía y por su ideología le da a uno tristeza que un personaje de dicha calaña, ante semejante auditorio, diga semejantes sandeces. Y sin ningún reato de conciencia agregó: “Prácticamente el Amazonas no se ha tocado, somos uno de los países que más protege su medio ambiente”; pero los informes nos dicen lo contrario, y llegó a despedir un funcionario de su gobierno porque reveló la deforestación tan grave que está viviendo la Amazonía, desde que éste llegó al poder.
Para justificar el incendio en el Amazonas en meses anteriores le echó la culpa “al tiempo seco y al viento” y además aprovechó para decir que unos incendios forman parte de las prácticas poblacionales locales e indígenas y así se libró de toda sospecha o culpa de su gobierno.
Además, dijo que el Amazonas no es un legado de la humanidad y menos decir que el bosque brasileño es el pulmón del mundo, afirmó que creer en las anteriores mentiras cuestiona el valor más sagrado del pueblo brasileño y la soberanía.
No podemos dejar de mirar que allí, en el Brasil, habitan más o menos 305 pueblos indígenas.
Contrasta con lo anterior una intervención del actor Leonardo Dicaprio en el seno de la Naciones Unidas sobre el cambio climático que nos mostró en forma didáctica lo que está logrando el cambio global en nuestro planeta. Ha visto a los habitantes de Beijing ahogados por el smog; bosques boreales en Canadá que han sido arrancados; selvas en Indonesia que han sido incineradas; el aumento del nivel del mar inundando calles en Miami; en el Ártico ha visto desaparecer antiguos glaciares rápidamente. Y al final del discurso dijo: “Que pena con nuestros hijos y nietos que sepan que nosotros teníamos los medios para detener esta devastación, pero nos faltó voluntad política”. Tenemos que seguir concientizándonos que el calentamiento global es una realidad y a ratos parece que no hacemos nada por corregirla. El conferencista terminó su discurso con esta sentencia: “si no cambiamos muy pronto todo lo que tenemos será historia”. Amigos manos a la obra.
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