TOMADO DE LA PATRIA
07 septiembre 2019
Por: Alejandro Samper
Todavía recuerdo el drama que hubo en el colegio cuando, en febrero de 1991, secuestraron y luego encontraron enterrado en un cafetal a Fortunato Gaviria Botero. A esa altura la vida eran pocos los papás de algunos compañeros que habían muerto. Sobre todo asesinados.
Fue duro para la familia. Tal vez por eso los profesores toleraron, por mucho tiempo, la altanería de Camilo, su hijo mayor. Es entendible. Pero esa arrogancia acompaña hoy a este ingeniero agroindustrial en su campaña a la Gobernación de Caldas.
Camilo Gaviria, delfín de Fortunato y de la excongresista Adriana Gutiérrez Jaramillo, posee esa prepotencia de creerse heredero desde la cuna de un cargo para el que no está preparado. Sus únicos méritos son ser hijo de quien es, tener la bendición del Centro Democrático y haberle hecho campaña a Iván Duque para la Presidencia.
En una carta abierta a los caldenses, el candidato escribió: “La corrupción no se acaba evitando la política, la corrupción se acaba haciendo política”. Pero Camilo no sabe hacer política. Su área de experticia es el agro… con resultados que ponen en duda los valores de “integridad, honradez y transparencia” que registra en el texto.
La empresa familiar Central del Campo SAS, de la que fue gerente, está entre la lista de beneficiadas con dineros de Agro Ingreso Seguro (https://bit.ly/2m4c1cx). $226 millones 500 mil entre el 2007 y el 2008. Preocupa, además, que su principal guía política – su mamá – justifique que esos recursos que originalmente eran destinados para los campesinos más pobres, fueran también para “familias adineradas” (https://bit.ly/2lGP1zW).
Desde su posición de no ser “una aparecida en esta ciudad”, la líder del CD en Caldas excusa esa falta de “integridad y transparencia” a la hora de buscar equilibrio social. O sea, acredita que los ricos pueden ser más ricos si saben cómo hacerlo, a pesar de que le estén quitando oportunidades a los más necesitados.
Pero, bueno, digamos que los pecados de la madre no los hereda el hijo. Pensemos que Camilo Gaviria Gutiérrez quiere jugar el rol del ‘outsider’. Del tipo que no está contaminado por la política y que – por obra y gracia del expresidente Álvaro Uribe – es ungido como el líder que nuestro departamento necesita. No obstante, este pichón político necesita orientación. Y ahí está el senador liberal Mario Castaño Pérez para dársela.
Este polémico cacique regional, que desde el pasado 24 de julio preside la Comisión Cuarta Constitucional Permanente del Senado (la encargada del presupuesto), quedó grabado hablando abiertamente de $80 mil millones que el Gobierno le aprobó para proyectos en plena época electoral. Video en el que, además, acepta el apoyo del parapolítico Enrique Emilio Ángel. Actos que, como denunció el abogado penalista y director del Instituto Anticorrupción, Camilo Enciso, “la Procuraduría, la Fiscalía y la Corte Suprema de Justicia” deberían investigar (https://bit.ly/2kkbPFD).
Hubo un momento en el que Camilo pareció tomar distancia de la política y de su mamá. El 28 de julio de 2013, en un Supimos que… de este periódico, se registró que el joven “no seguiría la misma línea de su progenitora” y, en vez de apoyar a Julián Gutiérrez en su campaña a la Gobernación de Caldas, se inclinó por Eugenio Marulanda Gómez y “su propuesta independiente”.
¡Ah vueltas que da la vida! Hoy está arrimado a las maquinarias tradicionales. Las de la plata por encima de las propuestas. La del todo vale. La de las alianzas oportunistas y burocráticas. La de las mentiras escandalosas y verdades a medias con tal de asustar al electorado. Basta ver el registro que el portal colombiacheck.com lleva de sus declaraciones sobre un par de temas y uno resultó con datos falsos y el otro es cuestionable.
De resultar ganador, Camilo arrastrará el mismo lastre del presidente Duque: dirán que es un títere de Mario Castaño (ya lo vimos sometido a su poder en una tarima del Partido Liberal). Un monigote del Centro Democrático (ya lo vimos firmando un pacto anticorrupción junto a Uribe, investigado por soborno y fraude procesal). Un pelele trepado en el cargo para que no haga nada y deje hacer a los que dicen “saber” cómo son las cosas (doña Adriana Gutiérrez, que llegaría al poder en cuerpo ajeno, tras fallar en las elecciones a la Gobernación en 1991 y Alcaldía, en 2015).
No, Camilo. No “eres Caldas”, como reza el eslogan de tu campaña. Este departamento es mucho más que la herencia para un delfín. Es una región que merece alejarse de los manzanillos tóxicos que en este momento te rodean. Pero la arrogancia y los susurros de poder al oído son, probablemente, los que te tienen convencidos de que eres idóneo para liderar desde el Palacio Amarillo.