EDITORIAL
Es común que en todas las reuniones políticas una o dos personas pasen puesto por puesto solicitando a los asistentes su información personal como el número de cédula, dirección, correo electrónico y números de celular.
Lo que no saben las personas que ingenuamente suministran esta información, es que con ella se construyen bases de datos que, en muchos casos, terminan siendo comercializadas al mejor postor.
Por estos días andan varias personas ofreciendo bases de datos a candidatos a Corporaciones Públicas y supuestos votos basados en esa información. Cobran varios millones de pesos, mucho dinero por ellas y se las ofrecen a varios candidatos asegurándoles que sólo ellos serán los afortunados compradores.
La invitación es a los candidatos para que no se dejen engañar. Estas bases de datos pasan por varias manos y cada cual termina disponiendo de ellas. Mínimo existen tres copias: Una de quien las digita, otra del director de la oficina y una más, la que guarda el Jefe político como preciado tesoro con la falsa ilusión que es el único poseedor.
Igualmente, los asistentes a las reuniones políticas no deberían suministrar su información personal para evitar el mal uso o comercialización que inescrupulosos políticos hagan de ella.
Esta es otra forma de vicios de la actividad política que deben ser erradicados para evitar que vivos se lucren de quienes desprevenidamente asisten a una reunión. Y esa es la explicación por qué a nuestros teléfonos móviles entran mensajes y llamadas de campañas de las cuales no tenemos conocimiento alguno.
No nos dejemos utilizar de estos avivatos.
Pensilvania, agosto 11 de 2019.
