Opinion

¡Desolador horizonte colombiano!

Por: Mario Arias Gómez

26 junio 2019

De regreso a Ecuador, el punto geodésico más cercano -ese sí- de las estrellas, encuentro a su clase dirigente, válidamente preocupada por el extraviado sendero por el que camina a trompicones la otrora envidiada Colombia, cuya imparable invasión de compatriotas, contagia literalmente su terruño, al camuflarse en la migración, malandros de todos los tipos y pelambres, que innegablemente acrecientan el desempleo, inseguridad, narcotráfico; lacras desatendidas por nuestro ensimismado mandatario-turista, que maneja a control remoto al país, dedicándole la mayor parte de su tiempo a lo externo, ignorando de paso sus compromisos, los graves conflictos sociales; el bloqueo de la vía al llano; la imperiosa agenda legislativa; el estancamiento certificado por el Banco de la República.

Tampoco implementa el Acuerdo de Paz, desconoce la desgarradora muerte -‘in crescendo’- de líderes sociales, como María del Pilar Hurtado, tanto que llevó a De la Calle a reclamarle al inconmovible presidente Duque, “tomar medidas que detengan la carnicería».

Ausencia -cuando ‘el palo no está para cucharas’- que en solo 10 meses de desastrosa gestión -para el olvido-, contabiliza 19 innecesarios e inútiles viajes al exterior. Despilfarro qué lleva a inquirir sobre la importancia de recibir con la familia, suegra, mascota, y el costoso séquito de lagartos -como el confianzudo Eastman- la bendición papal; o el inocuo viaje al Ecuador -de luto entonces por el vil secuestro y asesinato de los periodistas del ‘Comercio’- a montar el desafinado dúo con Lenin Moreno, que mal interpretó: “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”. Remedo del emperador Nerón, que mientras Roma ardía en llamas, él tocaba la lira; o del menospreciado sátrapa que canta, baila, toca el cuatro, mientras Venezuela se hunde en la peor crisis económica y humanitaria de su historia.

Luego de reforzar insólitamente la campaña del argentino Macri, el dicharachero ‘estadista’, de espaldas al país, regresó, para partir enseguida, con el canciller, min-Defensa y min-Ambiente a bordo -mientras media Colombia se desleía sin su presencia-, a tomarse el té con el desabrido príncipe Carlos y la azul realeza, para despedirse luego de la renunciada Theresa May, dejando engavetados en la rebautizada casa de ‘Nari’, las complicadas dificultades enunciadas, en el cajón de los problemas insolubles que se arreglan solos.

Afanoso por henchir la vanidoteca, con las luminarias de la fauna internacional, urgida -según Duque- de sus luces, deshechó la facilidad moderna de las teleconferencias, como se lo recordó al extraviado y engreído colega colombiano, el austero presidente mexicano, López Obrador, quien soltó estas pildoritas, que le cayeron como anillo al dedo: «México no será candil de la calle y oscuridad de la casa». “Mi Gobierno se enfocará en la política interior”: «Atenderá –primero- nuestra casa y así podremos obtener prestigio externo».

Oportunista e insufrible show mediático, viral entre incultas, inmoladas y resignadas masas, hartas de liviandades, ataviadas con arrogante, monocorde, pendenciera y mentirosa cháchara, que brinda el oro y el moro, a sabiendas -burla burlando- que no podrá cumplirlas. Populismo de la peor especie, con predominio de lo emocional sobre lo racional, que aleja las soluciones sensatas, razón de tanta rabia contenida. A falta de pan buenas son tortas. O para decirlo peyorativamente, “pan y circo”, de baja calidad, con criterio asistencialista.

A todas estas, qué pensarán los niguneados e irascibles llaneros, al recordar al empírico Presidente, sentado a manteles, en los selectos foros del mundo, pontificando -a boca llena- “urbi et orbi”, ser protagonista en la martirizada Colombia, de “un cambio histórico”, desconociendo repito –imperdonablemente- la tragedia que tiene embotellada la despensa del país, administrada a distancia, sumiendo en el desaliento, desesperanza e incertidumbre a los pobladores.

Agrega el muy fresco, que su anémico y subalterno gobierno, es el más democrático en la historia de la República, cuyos imaginarios: Progreso, bienestar, fortuna -nunca vistos-, obedecen a su encopetada y sabia dirección, que registra los índices delictuales más bajos, que contrastan con el diabólico caos heredado, junto al pedante, inconsistente y desfinanciado Acuerdo, sin verdad, justicia, resarcimiento a las víctimas, ni obligatoriedad de no repetición, dadivosamente negociado, con violadores sistemáticos de menores, que el encargado consueta del ‘faro de la moral`, que desde la sombra gobierna con las manos manchadas por los indignantes falsos positivos, se empeña en enderezar, corregir, mejorar’, como erradicar las escandalosas 209.000 hectáreas de cocales.

Ignora a sabiendas nuestro mesías, las decepcionantes cifras del desempleo; los fallos adversos de las cortes, la parálisis legislativa, la descalabrada política exterior, incontrastable testimonio de falta de liderazgo.  

Ecuador, 26 de junio de 2019.

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