Opinion

GRANDES VICTORIAS

Por: Hernando Arango Monedero, empresario, ingeniero y abogado. Se desempeñó como Representante a la Cámara, Alcalde de Manizales y Director General del SENA.

17 mayo 2019

Es frecuente encontrar en los periódicos del país los titulares que anuncian “victoria” de un determinado grupo político en el Congreso, o lo que es lo mismo la “derrota” del gobierno en relación con un determinado proyecto de ley o de acto legislativo. Esa “victoria” o esa “derrota” no es evaluada por el periodismo en términos reales de “victoria” o de “derrota” para la sociedad y es señalada con un término que se acomode a lo que el informador desea entregar dependiendo de los intereses económicos que inducen a dar sentido a lo que se informa.

Los ejemplos cunden y se dan a diario. Por tal razón, la sociedad tiene que interesarse en lo que se titula impunemente por quienes nos “informan” del devenir en el campo de la política. Así, en días pasados, la “victoria” de algunos grupos políticos en Cámara o Senado, fue por negar uno de los proyectos que en su momento se denominaron anticorrupción, proyecto este que pretendía establecer la obligación de entregar la declaración de bienes de los funcionarios públicos y la relación de intereses que acompañan a cada uno de ellos, sean del ejecutivo o del legislativo. Pues tal proyecto de ley fue hundido en la comisión y se constituyó en una “victoria” para quienes se opusieron a que tal medida se estableciera. Desde luego, la mencionada “victoria” no es otra cosa que una DERROTA para la sociedad toda, pues la frustrada ley buscaba impedir, o por lo menos establecer algún tipo de barrera a los desmanes y afanes de enriquecimiento súbito de nuestros altos funcionarios y de los legisladores. 

De manera similar, las objeciones del Presidente al Estatuto de la JEF, las que no buscaban hacer trizas el famoso Acuerdo, fueron “derrotadas” en el Senado y en la Cámara, lo que marcó una “victoria” para quienes se oponen al gobierno. El hecho de dar claridad al beneficio de no extradición para quienes se reinsertaron, pondría freno a la posibilidad de que gocen de tal beneficio algunos traficantes de drogas. Otro tanto buscaban las objeciones con restablecer al Comisionado de Paz la posibilidad de intervenir para que a la JEP no se pudieran acoger individuos que en nada están relacionados con el objeto del Acuerdo. Igualmente, era dar claridad a la pérdida de beneficios para aquellos que reinciden en conductas delictivas. En fin, parece que la “victoria” de unos y la “derrota” del Presidente, podrá ser una verdadera DERROTA para la sociedad toda. Acabamos de enterarnos de que el Comisionado de Paz impidió que cerca de 6 narcotraficantes redomados entraran a la JEP, cupo que habían comprado ya a buen precio.

Más recientemente, otra “victoria” de algún grupo político en el Congreso, lo constituyó el que el gobierno retirara el proyecto de Reforma Política. Esta “derrota” al gobierno, se dio ante la negativa de los congresistas de impedir que las Listas Preferentes en las elecciones se proscriban. Una vez que se negó la prohibición de ésta práctica, la reforma carecía de importancia, razón que motivó el que se retirara el proyecto de Acto Legislativo. ¿Fue una DERROTA para el gobierno? No lo creo, ya que al eliminar las listas abiertas se obliga a las listas cerradas y con ello se cambia la que ya es costumbre de hacer campañas a cuerpos colegiados de manera individual, con los consiguientes sobrecostos y compromisos “non santos” por parte de los aspirantes a tales posiciones; compromisos de carácter económico derivados de los altos costos, que llevan a recuperar prontamente la “inversión” a como de lugar, y nada más expedito para ello que torcer contratos y hacer otras artimañas que permitan resarcir lo gastado. Al final de cuentas, la DERROTA fue para la sociedad en pleno.

Como queda visto, sólo unos pocos ejemplos nos muestran de qué manera los titulares de prensa no invitan a valorar el trabajo de los congresistas y los efectos de las decisiones que allí se toman.

La sociedad TIENE que aprender a determinar quien, al final de cuentas, es el victorioso o quien es el derrotado.

Manizales, mayo de 2.019.

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