Por: Mario Arias Gómez
10 abril 2019
Delirante, retórico y pedante ultimátum, notificado por el Presidente, el día de su posesión, al bandidaje de todos los pelambres; bufonada que se llevó el viento y destapó la impericia, candor y superficialidad del confuso e inexperto aprendiz de brujo, que no tomó en cuenta la astucia de los bastardos cabecillas de la delincuencial asonada, planeada por un recalcitrante y sanguinario sector del pueblo Nasa, que falazmente quiso enjuiciarlo políticamente.
El deshonroso arreglo informado, estuvo precedido de las criminales e ignoradas vías de hecho, lo que demuestra la ingobernabilidad en que ha caído el hipnotizado, burlado, injuriado y humillado mandatario, llevado por la insaciable y hostil minga, que lo constriñó a tragarse el inocuo: “No permitiré bloqueos”; decir rebasado por la realidad del oneroso y traumático asalto violento de la vía Panamericana, chupada que contribuyó al deterioro creciente de su imagen y predicamento, luego de allanarse a transar las desbordadas pretensiones de los revoltosos.
Imprevisión, causa de la paralización del sur del país, atentados, pérdidas humanas, económicas, de centenares de miles de personas, especialmente de los sectores más vulnerables, promovidos por vándalos, cuyo trágico balance incluye, doce muertes, 47 heridos, ruinosos daños a la propiedad privada, la infraestructura vial, extravío de bienes, cultivos, servicios, elaborados, comercializados, cosechados -casi todos-, por pequeños artesanos, empresarios, agricultores. Pérdidas estimadas en inimaginables cuatro mil millones de pesos diarios, multiplicados por 27 días de paro.
Recuento que engloba los innegables delitos cometidos que, en la euforia del pacto cómplice suscrito, dejó expósitos, en la Impunidad, sin que el muy resguardado, pasivo y sonriente Presidente, pasó por alto ayer en Caloto. Impensado acto de ratificación del espurio y extorsivo ‘acuerdo’ alcanzado, antípoda del sentimiento de dolor y rabia, de 45 millones de enardecidos colombianos que, clamorosamente requieren justicia; condigno castigo; poner en cintura a la redomada cáfila de sinvergüenzas, producto de sus sangrientas acciones contra el pueblo inerme, maniatado, hastiado, mamado de tanta alcahuetería por la inoperancia del Gobierno, frente a la extorsionista minga, cubierta por la distorsionada y perniciosa autonomía, incorporada -en mala hora- en la Constitución.
Desestabilización retribuida con $823.000 millones, para “vivienda, salud, proyectos productivos, infraestructura rural, vías, economía naranja, unidad de protección”, mal ejemplo a seguir, por los gremios de agricultores, cafeteros, camioneros y demás, pendientes de sus propias reivindicaciones, aupadas por la amenazante izquierda, con la mira puesta en las elecciones de mitaca y presidencial de 2022, o antes, si el caos -financiado por ‘Maburro’, cubanos, rusos y otras bestias-, se generaliza.
Dinero arrebatado a los paga-impuestos, para solaz y despilfarro de la dirigencia indígena, que en las cinco grandes movilizaciones, de los últimos once años lideradas por la ‘Cric’, han engrosado sus faltriqueras, sin que nada los obligue a rendirle cuentas a la Contraloría, amparados en una inexistente autonomía administrativa y fiscal -innegable en lo penal-, que los exonera de su vigilancia, inadmitida para tapar la corrupción rampante enquistada en sus ‘republiquetas’ independientes, cercenadas de la esquilmada patria que los asume como parte integral del territorio.
Minoría habituada a despojar a empellones la tierra, a los legítimos propietarios, destreza con la que han acumulado las nada despreciables, 500.000 hectáreas, plantadas -la mayoría- de coca, sin permitir que los expropiados las reivindiquen, so pretexto de la lucha por los derechos humanos, o la ‘deuda histórica’ inferida.
“Pacifismo” desmentido por el estallido de artefactos manipulados por guerrillas residuales, entremezcladas y toleradas, usados contra objetivos preseleccionados; ejecutoras de cobardes ráfagas de fusil y metralla contra la fuerza pública, efectuadas desde la montaña, por narco-bandidos, guardianes del multimillonario negocio de los cultivos ilícitos, las rutas estratégicas, guarecidos por la ineptitud e Ineficiencia gubernamental, verificadas con la no captura de los forajidos que dispararon a plena luz del día, en la Universidad del Valle, a la vista de todos, la bazuca contra el helicóptero policial. Operarios de coches, moto-bombas, cocteles molotov, tatucos contra el ESMAD y civiles sorprendidos en el ‘lugar equivocado’.
La tóxica decisión del Presidente, de hincarse ante los terroristas, ceder sus competencias, es una derrota inmisericorde, conexa a la aceptada patente de corso, a la absurda, descabellada, inmoral impunidad, que lo deslegitima, desvirtúa la justicia, desmoraliza las fuerzas militares, respetuosas -como han sido- de los derechos humanos, cuando puntualmente de lo que trató, no fue el empuñar una protesta social, genuina, justa, legítima, sino, por el contrario, orquestar un motín ‘chavista’, dispuesto para socavar la institucionalidad, demoler el estado derecho, deponer a su legítimo e indiscutible gobernante.
Bogotá, D. C. 10 de abril/2019
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