Por: Hernando Arango Monedero, Ingeniero y abogado, empresario, exrepresentante a la cámara, exalcalde de Manizales y Director General del SENA.
08 marzo 2019
Entendernos, entre los seres humanos, resulta definitivamente más que imposible, máxime cuando la ideología nos ciega y nos impide valorar lo que tenemos en frente, sin que algo o alguien nos haga reflexionar para entender, o quizás para pensar, en que hay algo diferente a lo que se nos muestra y es tangible.
Nadie duda que en la vida se nos pueda mostrar como realidad lo que en esencia es solo un juego o una ilusión, y con base en esa ilusión engañar nuestro entendimiento. Desde luego que eso puede suceder. No obstante, hay realidades que por su continuidad se convierten en irrefutables, así el entendimiento trate de negar los hechos, lo que es tangible, y que nos muestran que estamos equivocados ante lo que creímos y tozudamente aún insistimos en creer. Ejemplo de esa tozudez la vimos en días pasados cuando una periodista entrevistaba a unos de los miembros del ELN que se encuentran en Cuba y a quienes les preguntó acerca de lo que sucede en Venezuela y el fracaso mismo del socialismo como sistema económico y de gobierno. Ante esto, uno de los entrevistados respondió que ese fracaso se debía sustancialmente al cerco que el imperialismo americano ha generado frente a Venezuela, a eso y nada más.
Esta, entre muchas otras respuestas dadas a las preguntas del entrevistador, me puso pensar si acaso es posible asignar el desastre visible en Venezuela hoy, a los americanos, y que de allí se deriven todas las penurias que padece el pueblo vecino. ¿Será que cabe cómo endilgarle a una presión extranjera lo que pasa en Venezuela? ¿Acaso yo tengo mis entendederas tapadas y no llego a vislumbrar que ese país, el más rico de Latinoamérica; un estado poderoso económicamente hablando, ha sido estrangulado por los Estados Unidos y el desastre, en sus raíces se puede adjudicar a esa injerencia externa? O, ¿Sera que, por el contrario, quien daba la respuesta se encuentra buscando razones, falsas o ciertas, acomodadas o no, para encontrar justificación en otros, para las propias falencias del sistema en el que deposita todas sus esperanzas?
Con esa misma pregunta me he quedado ante lo que en la última semana nos presentó la Fiscalía. Un ciudadano, de valía o no en la JEP, pidió la suma de dos millones de dólares para interferir la extradición de “Santrich” y aparece en videos recibiendo una gruesa suma de dinero. Ante tal evidencia, saltó uno de los tradicionales defensores de la paz y del proceso, senador por más señas, para esgrimir que el tal pedido de dineros, y el recibo de los mismos, es sólo un montaje de parte de la Fiscalía y un artificio del Fiscal para acabar con la JEP.
Igualmente me cuestiono acerca de si ciertas expresiones y afirmaciones que escucho, desde diferentes sectores del pensamiento, tienen correspondencia con una realidad que yo no alcanzo a dilucidar, o si, a mí me ocurre lo que, a ellos, y mi realidad dista de lo que es evidente y sólo mi torpeza o fanatismo me lleva a ver cosa distinta, e inclusive, tan diferente como para que yo me encuentre en una dimensión desconocida o no perceptora de lo que la realidad trae.
Bueno es que cada uno de nosotros nos cuestionemos sobre lo que percibimos, cómo lo percibimos y lo que realmente transmitimos en nuestra forma de actuar y responder ante lo que llamamos realidad.
¿Será que los puntos de vista que nos distancian nacen de una realidad que para unos existe y para otros no? ¿Podremos preguntarnos la realidad acaso existe? ¡¡¡ Uffffff !!!
Manizales, marzo 5 de 2019.
