Tinto Político

TINTIANDO CON ADRIANA

07 septiembre 2019

Por: Adriana Arango – Candidata Concejo de Manizales por la Alianza Verde

Manizales tiene una población de 400.436 habitantes según el último censo (2.018), el 52,8% son mujeres, sin embargo, la representación de estas en las corporaciones es muy pobre, solo se cuenta con una (1) concejal mujer. El panorama en el departamento de Caldas no es muy diferente, una (1) diputada en la asamblea, entre 13 hombres, no hay ni senadoras ni representantes a la cámara.

La cuota femenina en la política local es lamentable, pero esto no es nada nuevo. Desde la fundación de Manizales a la fecha solo ha habido 1 mujer que llegó al cargo de alcaldesa de Manizales en 1988, por elección popular fue elegida la señora Victoria Eugenia Osorio de Mejía.

Con la gobernación, la cosa ha estado mucho más movida, ocupado este alto cargo tres mujeres en la historia del departamento, BEATRIZ LONDOÑO DE CASTAÑO, VICTORIA EUGENIA OSORIO y PILAR VILLEGAS DE HOYOS, esta última, en dos oportunidades.

Como dato curioso, la señora Beatriz Londoño de Castaño, miembro de una de las familias más reconocidas de la ciudad, tuvo un matrimonio previo por la iglesia y unas segundas nupcias por lo civil con el doctor Gustavo Castaño, reputado jurista de altas cualidades éticas y profesionales. En el año 1982, el presiente Belisario Betancur, la nombra gobernadora del departamento; ella, “liberal belisarista”, acepta complacida.

El 18 de agosto de 1982, monseñor José de Jesús Pimiento, arzobispo de Manizales, le hace saber a la naciente mandataria su inconformidad con el nombramiento por su condición “inmoral y pecaminosa” de separada, que a su juicio se constituía en impedimento para la aceptación del cargo.

Belisario que resulto bastante liberal, ratificó el nombramiento y aprovecho “la muy liberal tesis de la separación entre los asuntos de Dios y los del Estado” Por su parte la recién nombrada gobernadora, sin dudar manifestó que los nombramientos no los hace la curia sino el presidente y que “Yo tengo la suficiente entereza para mantenerme en mis funciones y, aunque respeto la posición del arzobispo, demando también, respeto hacia mí y mi familia”

Las mujeres hemos tenido una posición vulnerable en el escenario político desde que se creó la república, hemos estado escondidas “detrás de los grandes hombres”. Los ataques hacia nuestra emancipación han sido de varias fuentes; la curia ha protagonizado vetos de todo tipo, entre los más publicitados, tenemos:  el de Monseñor Concha Córdoba en 1954 a Esmeralda Arboleda por un proyecto de ley que suprimía la discriminación jurídica contra la mujer, el llamado Baculazo a la gobernadora de Risaralda, Dora Luz campo de Botero, y el más reciente a la exministra Gina Parodi por ser miembro de la comunidad LGBTI.

El departamento de Caldas está en pañales en participación política femenina. Las razones son múltiples y daría tema para varias columnas, Algunos argumentan apatía de genero ante estos asuntos, otros dicen que hay discriminación, algunos más despistados, alegan falta de formación política y conocimiento de estas lides; en fin, hipótesis las hay todas. El hecho cierto es que a la fecha y en esta contienda electoral, las candidatas mujeres a las diferentes corporaciones brillan por su ausencia, y en algunos casos, su presencia es de relleno para cumplir las cuotas que manda la ley.

Las mujeres tenemos mucho que decir frente a los manejos que se la ha dado al departamento y a la ciudad, nuestro tiempo ha llegado, debemos visibilizarnos y contarle al mundo qué somos capaces de hacer.

Tantos años de encierro y silencio en una sociedad que nos trata de negar como seres pensantes y actuantes, ha generado un efecto contrario. Estamos ansiosas y deseosas del cambio. Esta sociedad patriarcal requiere replantearse en muchos campos, la endogamia de pensamiento nos va a llevar a un camino incierto y sin retorno mientras el mundo avanza a pasos agigantados. Requerimos mujeres pensantes y sensibles, mujeres que se duelan del dolor y sufrimiento de otros, mujeres que busquen la paz, mujeres que compaginen su rol de madre, empresarias y líderes sociales. Tenemos una democracia imperfecta, pero con enormes posibilidades de avanzar si escuchamos a aquellos que nunca han tenido acceso a los escenarios políticos locales. Por eso, quiero ser la VOZ de todos los que no han sido escuchados, los que no ha sido tenidos en cuenta, porque esta es la forma de construir tejido social, civilidad, pertenencia, responsabilidad y gobernanza.

Quiero ser su voz en el concejo y que usted me ayude a hacer control político para que juntos construyamos una Manizales mejor !

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