Por: José Oscar González Hernández – Exalcalde de Pensilvania, exdiputado a la asamblea de Caldas, ex personero de Manizales.
03 enero 2019
Quiero comenzar mi escrito con la frase que ilustre esta columna del Ex Superintendente Pablo Felipe Robledo en un escrito en un diario capitalino en donde nos hace un llamado porque la verdad, eso que nos enseñaron en nuestras aulas y en la casa, la verdad por encima de cualquier cosa, está desapareciendo y especialmente en los temas políticos; sólo creemos y lo predicamos lo que diga nuestro jefe político, así en el fondo del alma tengamos dudas o la certeza que está equivocado, lo primordial es que desde mi trinchera, sea mesa de amigos, o las redes sociales o en cualquier circunstancia que podamos sacar la cara por el jefe, siempre diremos o afirmaremos algo que esté en sintonía con lo dicho o propuesto por el jefe.
Para no ir muy lejos y mirar nuestra realidad tenemos que hace unos días el gobierno central iba a designar a una señora, ella muy querida con los postulados del Centro Democrático, como Directora de la Unidad Nacional de Protección. Como lo dice el pueblo que por la boca muere el pez, a esta señora le desempolvaron varios trinos en donde hablaba pestes de los desmovilizados de las farc, a los que iría a proteger y con eso se le enredó su designación. Pero la cosa no paró ahí, se le siguió buscando puesto y entonces la postularon para la Agencia de Desarrollo Rural y al publicar su hoja de vida, con el manual de requisitos para el cargo le comprobaron que no reunía los requisitos mínimos para desempeñarse allí; la razón no tenía ninguna experiencia en el ramo agrícola, parece que se flexibilizó el manual para hacerlo alcanzable a los títulos que l agraciada tenía, para que cumpliera. No se nos olvide que dentro de la documentación que la señora presentó para convalidar su experiencia arrimó una declaración en una Notaría donde ella narraba su experiencia en desarrollo rural.
Cuando se acomodan los perfiles de los cargos, según las necesidades del momento, recuerdo que cuando la alcaldía de Néstor Eugenio Ramírez se le bajaron los requisitos al cargo de Secretario de Educación Municipal para así poder nombrar a una cuñada de un jefe político.
Pero no nos desviemos del cuento de la señora Ortiz, el 28 de diciembre, viernes, el Presidente de la República firma el decreto nombrándola, contra viento y marea. Sólo nos queda esperar que su designación sea un acierto y que en dicha dependencia no le coloquen trabas a los exguerrilleros que se han reintegrado a la vida civil.
Escucho voces de censura con respecto a la picaresca de los pueblos en los desfiles y comparsas de fiestas de fin de año y comienzos. Se deja levantar un tufillo medio agrio. No se les olvide que en esa picaresca nos cuentan y retratan hechos de la vida real, que muchas veces nadie los ha registrado. Valeriana por favor.