Opinion

¡El imaginario ‘País de Jauja’ del presidente Duque!

Por: Mario Arias Gómez

02 enero 2019

Es costumbre inveterada del semanario británico, ‘The Economist’, al inicio de año, vocear su tradicional, ‘The World in…’, en el que aborda -en el plano global- temas y tendencias en lo cultural, económico, político y social, análisis consumidos por los ávidos, “Chief Executive Officer -CEO-.

Con base a las escuelas de estudios sociales, augura para el 2019, que los gobiernos y la sociedad, la tendrán cada vez más difícil, lo que invita a “estar súper bien informados, como si se tratara de un candidato presidencial, preparándose para un debate electoral”.

Más allá de la hipérbole, en el mundo globalizado de hoy, existe un sinfín de oportunidades por explotar, lo cual demanda de disciplina y audacia suficientes, para aprovechar acertadamente el cúmulo de información disponible, como las herramientas tecnológicas, para la toma de decisiones, complementadas por una valoración selectiva del riesgo que comporta la sobre-exposición, a la que cada ser humano está sometido.

Remitido a lo doméstico, es ilusorio el exuberante ‘país de jauja’ que pintó antenoche el presidente Duque, apoyado en los 148 malversados días de gobierno. La lógica popular hace pensar puntualmente que, con “el desayuno se sabe cómo va a ser el almuerzo”. Lo que indica que en el 2019, el país tendrá tristemente más de lo mismo, sin rectificación alguna. Menú patentado por el joven y engolosinado presidente vicario (que ayuda o sustituye a alguien en sus funciones), probo, sin tacha en su hoja de vida, bien intencionado, pero… inexperto en el arte de gobernar, de discernir, demostrados por el tempranero desinfle del entusiasmo que despertó su discurso inaugural, en el que invitó a “construir país”; “superar las divisiones”; “poner por encima de las diferencias, las cosas que nos unen».

Catálogo de buenas intenciones, que en principio encandilaron, engatusaron a los 10.3 millones de electores que lo consagraron (amos), generando efímeros lazos de confianza que, a la fecha, no registran logros sustanciales, tangibles, subrayables. Frustrante e incómoda verdad, que penosamente contradice la susodicha perorata del lunes, que obliga, un do de pecho, al recordar el frenesí con que lo promoví, lo voté, en la creencia que prevalecería en su mandato, el interés general sobre el de los badulaques: ‘Pachito’ Santos, Ordóñez, Morales, Eastman, etc., extraterrestres que, sin la jurada meritocracia, cobraron por ventanilla su calculada adhesión.

Empalagosa ´mermelada’, después de testificar: “Con ningún líder político he pactado repartijas». Mentís que lo enfrenta a la tenaz paradoja, de la bien ganada acerba crítica de su partido, al feroz disparo de fuego amigo. Imagen y crédito distintos a los soñados por el Presidente, cuya aprobación, según la firma Gallup, cae (diciembre) en picada (29 %), la más baja -históricamente-  de un mandatario, que recién comienza, sobrepasando, vergonzosamente con creces, a Pastrana ‘el leve’.

Inesperado e irreparable revés, producto de sus impensadas e impopulares decisiones, intentar gravar con IVA (19 %) la cesta básica familiar; dilatar por eternos dos meses, la solución a las protestas estudiantiles que reclamaban más presupuesto para las universidades públicas, lo que casi descuaderna al país; proponer impuestos y retenciones a las pensiones; la ausencia de voluntad política para conformar una terna verdaderamente independiente para fiscal ad hoc: los polémicos nombramientos de personas ‘no gratas’, cuyo costo político, se aúna al minúsculo arqueo legislativo. Viciada gestión defendida con grandilocuencia vacía.

Equívocos a los que sumó la desnombrada directora de la Unidad Nacional de Protección (UNP), impuesta el ‘día de los inocentes’, como directora de la Agencia Nacional de Desarrollo Rural (ADR), sin los estudios y experiencia exigidos por la Función Pública; falencias aceptadas por el caripelado nominador, Min-agricultura. Insolvencias subsanadas -para perplejidad e indignación- con una certificación notarial, con la anuencia -no de otra manera- del soberbio Monarca, que aventuró su reputación, su reverencia, idéntico al caso del elusivo min-Hacienda que, como Judas, apóstol escogido, ministro de Cristo, en cuyo poder estaba la hacienda, quién a pesar de sus prerrogativas y dignidades, permitió que muriera ahorcado, públicamente.

Agréguese los desafortunados, erráticos e ineptos: Min-interior, Min-justicia, Min-relaciones, marcianos en mora de resignar sus puestos, que nada han aportado a la bienandanza del gobierno, urgido -como está-, de una reorientación, de un recambio de equipo, por uno más cualificado y proactivo, que con las plurales y díscolas fuerzas políticas, construya puentes de entendimiento, de gobernabilidad. Lo importante de los errores, no es cometerlos -es imposible no equivocarse nunca-, lo importante es aprender de ellos para no repetirlos.

Bogotá, D. C. 02 de enero de 2019.

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