Opinion

NOTAS DE OMAR YEPES

Por: Omar Yepes Álzate – Ex – Senador de la República

04 diciembre 2018

OTRA VEZ LO TRIBUTARIO.– La Ley de Financiamiento o Reforma Tributaria finalmente acordada por los ponentes reduce sustancialmente los recursos buscados por el ejecutivo (14 billones de pesos); con los ajustes se espera recaudar solamente 7.5 billones, lo que daría un faltante de 6.5 billones al presupuesto aprobado por el Congreso para el año que se avecina. Contrario a lo afirmado por el gobierno, el Contralor General de la República advirtió un déficit de 30 billones que vendría desde finales del siglo anterior (lo estima en 30 billones de pesos). ¿Qué hacer?

Lo aconsejable es iniciar un estudio pormenorizado de la situación para establecer claramente el déficit en las finanzas nacionales, e iniciar desde ya la búsqueda de una reforma tributaria, esa sí integral, que no solo subsane el faltante sino, a la vez, impulse la economía en términos tales que impulse el crecimiento económico y propicie el desarrollo nacional; desde luego, tratando de estimular los ingresos nacionales sin afectar la capacidad de consumo vital de las familias y la posibilidad empresarial de crecer y generar empleo. En economía todo es posible. Se trata entonces, de hacer las cosas con tiempo, sin apresuramientos, procurando la cacareada justicia tributaria, vale decir, que se paguen tributos atendiendo la verdadera capacidad del contribuyente y no llevándolo a sufrir tribulaciones.

CUANDO LAS NOTICIAS MATAN.– «El rumor es una táctica milenaria para desprestigiar a alguien.

«Las noticias falsas son una forma contemporánea del rumor, que pasó de tener impactos a pequeña escala – familia, vecinos y conocidos- a globalizarse y volverse viral en minutos. Las noticias falsas viajan más rápido que las fidedignas.

«Las redes sociales se volvieron un medio de comunicación por excelencia. «Esto propicia que las noticias falsas se expandan a tal punto que llega a constituirse casi como una verdad absoluta para la gente del común.

«Las redes representan un conflicto entre la libertad de expresión y los derechos de las otras personas. La noticia falsa no exonera de responsabilidad penal cuando usted crea, pública o comparte una información falsa sobre alguien y afecta su honra y buen nombre.

«La calumnia es imputarle a alguien un delito que no cometió y quien lo hace enfrentaría una pena entre 16 y 54 meses de prisión. Si la calumnia se hace por medios masivos de comunicación como las redes sociales, la pena puede aumentar». (FAKE NEWS – Edición Alma Mater, pág 7, N° 682)

ALCALDE…ALCALDE, trate de educar en urbanidad y civismo a la gente de Manizales. Utilice la pauta publicitaria oficial. Manizales ha perdido su cultura tradicional. Los grafiteros no respetan, el ciudadano común tampoco. Hágalo, hágalo, por favor.

SI YO FUERA ALCALDE.– Si yo fuera alcalde no dejaría tumbar bosques o bosquecillos alrededor de Manizales ni en el área urbana de la ciudad. Embellecen y oxigenan. Y sería muy exigente en los permisos o licencias para afectar las zonas verdes -prados- existentes.

LA TRIBUTACIÓN.- Aún no sabemos qué suerte correrá la reforma tributaria denominada Ley de Financiamiento presentada al Congreso por el ministro Carrasquilla. Es muy probable que si se aprueba salga mutilada y que no alcance para recaudar los 14 billones de pesos que pretende el gobierno. Los impuestos a los artículos de la canasta familiar y a las pensiones han irritado a muchos legisladores y a algunos líderes partidistas que anuncian su oposición a ellos. Si ello ocurre y el proyecto sufre otras modificaciones, así se anuncien otros gravámenes para compensar, la ley puede derivar en un Blas De Lezo, quedar francamente descompuesta, y no alcanzar para equilibrar el presupuesto del año que se avecina y que ya fue votado por el Congreso.

El señor Contralor de la República ha informado que el país tiene un déficit estructural que asciende a 30 billones de pesos y que viene desde los años 90 del siglo anterior. Así las cosas, los recursos que busca el ejecutivo no alcanzarán para el equilibrio que se pretende, y aún menos para ajustar las finanzas del Estado tal como lo demanda el Contralor.

Apruébese o no la Ley de Financiamiento, como la llaman, el gobierno debe prepararse para presentar más adelante, sin afugias de tiempo, una ley bien estructurada y ampliamente concertada con el Congreso, los gremios y las llamadas fuerzas vivas de la nación, para que no sufra tropiezos. Estudiosos del tema tributario han recomendado en el pasado una ley tributaria estructural que comprenda control a la evasión, elusión y al contrabando; que revise las exenciones y deducciones; que amplié la base tributaria sin afectar los ingresos necesarios para supervivir; que afecte el capital y las utilidades de las empresas sin comprometer su necesaria expansión y el ánimo inversionista que se requiere para generar empleo; que simplifique el sistema para una fácil comprensión; y que compendie leyes, decretos y resoluciones para hacer menos engorroso el estudio y examen de las difusas y extensas normas de la tributación. Y algo más: el Estado se debe comprometer en una lucha sin cuartel contra la corrupción; los dineros que se van por el túnel de la corrupción son cuantiosísimos; podría decirse que si se logra reducir a sus «justas proporciones» como decía el expresidente Turbay, para hacer uso de gracejos, el déficit podría quedar perfectamente saldado.

Al país le urge una reforma tributaria de largo aliento para evitar la confrontación periódica (hay reformas tributarias cada dos o tres años) de las distintas fuerzas nacionales con el gobierno por razón de los impuestos. Que haya justicia tributaria, es decir, que no pague quien nada tiene, y que pague quien tenga y se le obligue con moderación, de acuerdo a sus realidades o posibilidades económicas; que se dé seguridad jurídica al inversionista; y que definitivamente se legisle para arreglar el problema fiscal garantizando equidad, en términos tales que se le permita a Colombia lanzarse a un futuro que asegure la paz y la prosperidad que todos anhelamos.

LOS CAMALEONES.– Provocan, no sé si lástima o admiración, ciertas personas que deambulan por distintas organizaciones políticas en consecución de abrigo. Y estupor que las organizaciones, conociéndolos, les den cobijo y les otorguen sinecuras aquí y allá. Habilidosamente, cuando observan decadencia de la organización a la que pertenecen momentáneamente, y que les ha servido con cargos o contratos, silenciosamente inician nuevos recorridos o desplazamientos en consecución de nuevos amparos. Y lo logran. Asombra su capacidad de camuflaje y de camaleonismo.

Ahora que se aproximan nuevos comicios empiezan a observarse sus movimientos en busca de nuevos acomodos. Y los encontrarán. Tienen suma habilidad para ello. Los concejos, las alcaldías, las asambleas y las gobernaciones los esperan. Y lograrán desplazar a antiguos y abnegados servidores de despistados líderes que caerán enlazados en sus especializadas redes.

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