Por: Omar Yepes Álzate – Exsenador de la República
25 septiembre 2018
UN GUÍA NACIONAL.- El presidente es un guía para la nación. Sus reflexiones son aleccionantes cuando se orientan a la observación de las buenas costumbres y para que se respeten la moral, la Constitución y las leyes de la República.
FALACIAS.- Abundan las expresiones engañosas. Siempre habrá pretextos para justificar hechos y conductas. Gustavo Petro afirma que la toma del Palacio de Justicia por el M19 se produjo como una «demanda jurídica al gobierno». Y los grupos alzados en armas que tantos daños le han causado a la nación y han provocado tantísimas muertes justifican su proceder alegando que «luchan por el pueblo para buscar su redención social». Y el pueblo come cuento, o como dice la canción de Lavoe, «vieron y no vieron nada».
HEMORRAGIA LEGISLATIVA.- Colombia produce leyes a montón. Algunos legisladores creen que mientras más proyectos se presenten o aprueben más notorio es el cuerpo legislativo o más visible, respetado y aplaudido es el congresista. La realidad es que el parlamento se hizo fundamentalmente para parlamentar o discutir alrededor de las tareas de gobierno, para ejercer control político, y para estudiar y expedir el presupuesto de la nación. Mientras menos leyes, menos engorrosa la administración y más transparencia. Desde la antigüedad se ha dicho que la abundancia de leyes propicia la corrupción, «a más leyes, más corrupción».
MINORIAS VS MAYORÍAS.- El país cede ante una minoría de izquierda incoherente y cada vez más agresiva y vociferante. Incoherente porque acomoda posiciones de acuerdo a sus conveniencias; y agresiva y vociferante porque persiste y con dura y desafiante retórica ablanda poco a poco la resistencia de las mayorías nacionales que aflojan en sus convicciones.
LO TRIBUTARIO.- El ministro de Hacienda le ha anunciado al país la posibilidad de gravar con Iva la canasta familiar y devolverle a los más pobres el monto del gravamen. Creemos que tal devolución no es mecanismo fácil de aplicar. Habrá centenares de miles que no alcanzarán a recibir la devolución, y por lo tanto verán mermada la satisfacción de sus necesidades básicas; en cambio el Estado mediante este mecanismo habilidoso incrementará la recepción de recursos. Sería mejor que el gobierno habilite otras formas de superar la delicada situación fiscal. Habría algunas posibles: una, disminuir el tamaño del Estado, que es innecesariamente grande; dos, seleccionar el gasto público, porque hay mucha dispersión de recursos en el presupuesto nacional; tres, revisar las exenciones y deducciones y combatir la evasión y la elusión. Seguramente el gobierno podrá olfatear otros mecanismos (racionalizar subsidios, por ejemplo) que mejoren la relación ingresos-egresos del Estado sin necesidad de golpear con más impuestos a unos contribuyentes que ya se encuentran sobradamente exhaustos con tributación de tipos municipal, departamental y nacional.