Por: José Oscar González Hernández – Exalcalde de Pensilvania, exdiputado a la asamblea de Caldas, expersonero de Manizales.
24 agosto 2018
Hay situaciones en la vida que uno cree que nunca se pueden presentar. Ya sabemos lo que le pasó al Ex presidente Uribe cuando ayudó a elegir al presiente Santos y éste no acató más sus sugerencias y se desató la oposición más feroz contra las decisiones presidenciales, que dicen los opinadores que el país se polarizó.
El Presidente Duque, con algo menos de un mes en el ejercicio de la presidencia ha realizado dos hechos políticos que creo yo, a su mentor Uribe no le han debido gustar ni cinco.
El primer hecho fue haber declarado el Presidente Duque que votaría y apoyaba la consulta anti corrupción y además pidió el apoyo de los colombianos. El segundo hecho fue haber recibido en la Casa de Nariño a los impulsores de la consulta anticorrupción, todos no muy amigos personales de Uribe y la tapa del congolo fue además haber invitado a todos los grupos políticos con asiento en el Congreso y por consiguiente a los miembros del partido de la Farc. Por razón de dicha invitación apareció en Palacio el máximo dirigente del partido de la Farc, Timochenko. No se si dicha presencia del ex guerrillero le haya quitado el sueño al doctor Uribe, pero pensando con ganas, creo yo, no debió dormir muy tranquilo.
No se nos olvide que la parte dura del Centro Democrático le pidieron al Presidente Duque que hiciera trizas los acuerdos con las Farc; además el mismo Presidente en sus declaraciones no ha estado muy de acuerdo con los acuerdos de la Habana, pero en fin, el hecho político es la presencia de todas las fuerzas representadas en el Congreso; de todas.
Creemos que esto puede ser una buena señal para continuar con el proceso de paz. Escuchamos declaraciones de doña Paloma y trató con altura a todos los presentes y especialmente a los de la Farc. Esto puede ser una buena seña y un mensaje para todos los irredentos: una cosa se dice en campaña y otra muy diferente es la realidad en el ejercicio del poder.
Sigo siendo un optimista a rabiar con el proceso de paz y a mi modo de ver soplan vientos muy benéficos.
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