Opinion

DE LÍDERES

Por: Hernando Arango Monedero, Ingeniero y abogado, empresario, exrepresentante a la cámara, exalcalde de Manizales y Director General del SENA

14 julio 2018

Asusta! Preocupa! Espanta! Sí; eso es lo que producen las noticias que a cada día nos traen los titulares de la prensa sobre asesinatos de líderes. No de otra manera se reciben estas noticias. Y, por supuesto, nos quedan algunos interrogantes sobre lo que motiva este tipo de crímenes, los que definitivamente no pueden quedar en la impunidad, para quienes no aceptamos que este tipo de situaciones se sigan repitiendo.

Explicaciones nos dan, no todas convincentes, pero que tienen asidero algunas en la realidad que se viene presentando en algunos sectores del país. De esta manera nos explican que algunas de estas muertes se derivan de las manifestaciones que algunos hacen en procura de que las tierras que algún día fueron de su propiedad, personal o familiar, les sean retornadas. Estas manifestaciones no son de buen recibo de quienes directa o indirectamente las tomaron en las luchas entre las Farc o las Autodefensas con la población. De esta violencia, hubo muchos desplazados arrancados de sus fundos a la fuerza o mediante amenazas. De esto, no cabe duda, provienen las acciones violentas que terminan con la muerte de quien demanda justicia y que se entreguen esas tierras. Aquí, tenemos los resultados de nuestra humana condición primaria, de la cual nace, sin reatos, el tomarse la justicia por propia mano. Unos por pedir y otros por negar la entrega.

Otra explicación que nos dan es la de que, en determinados territorios, al materializarse el Acuerdo de Paz, y ante la ausencia de quienes imponían su ley en ellos, el vacío dejado no fue llenado por el Estado, lo que ha dado lugar a que algunos que, antes pertenecieron a esas organizaciones delincuenciales y no acogen al acuerdo, quieran imponer su propia ley y usufructuar lo que aquellos dejaron abandonado. Estos, llámense disidentes o bacrim o carteles, vienen imponiéndose a sangre y fuego frente a quién ose impedir que su ley sea la que se obedezca. El Estado, definitivamente, tiene gran responsabilidad en esto, como quiera que, en tanto las Farc expandían su poder mientras negociaban el famoso Acuerdo, el Estado simplemente se entretenía en la creencia de que los avances, lentos, pero avances, eran suficientes para el logro de la paz. De esta manera, los cultivos de drogas crecieron desbordadamente y pasaron de 50 mil hectáreas a más de 200 mil. Con ello, también crecieron los campesinos que encontraron nuevas posibilidades de obtener mayores ingresos de esta manera y, también, crecieron los que aspiraron a dominar ese espacio y el negocio que de allí se deriva. Hoy, a más de la lucha por ese dominio, se plantea también la lucha por el imperio de la ley y el que el campesino se allane a cultivos diferentes a los ilegales y retorne a los que ayer le daban sustento. Esa guerra; ¡Sí! Guerra, es parte del mal que hoy da lugar a esta oleada de muertes. Por supuesto, también cabe dentro de este mal, el ajuste de cuentas entre bandas dedicadas al tráfico de estupefacientes, ajustes que recaen en algunos a los que se les signa también como líderes sociales, cuando sólo son delincuentes.

Y también, en el espectro de las causas de esta oleada, cabe el mal eterno de nuestra vida republicana, como quiera que las diferencias políticas conllevan a crímenes como los que hoy nos aterran. Y, en este campo, mucha de la responsabilidad cabe en quienes, desde las direcciones de movimientos políticos, de uno u otro lado, instan a que las diferencias se resuelvan de manera violenta. ¿Acaso no oímos que las cosas en el futuro se arreglarán tomándonos las vías? ¿Acaso no serán en la plaza pública en donde las cosas tendrán que ser arregladas? ¿Y nos tomaremos lo que nos pertenece? ¿No son manifestaciones de esta índole las que enardecen a muchos y los llevan a NO aceptar el que otro piense diferente o tenga concepciones distintas sobre uno u otro asunto dentro de nuestra sociedad?

Entonces: Si lo que se hace, ante lo que unos consideramos debe hacerse, es plantear acciones que conlleven a la paz, bueno es eliminar expresiones como: “Exigimos……..”, “vamos a arrollar”, “vamos a imponer”, “vamos a acabar” y similares, y cambiarlas por el: Buscaremos acuerdos que nos permitan……”.Así, de una vez por todas, tenemos que imponernos la norma de buscar consensos y entender que este país es de todos y en él tenemos que caber todos, sin que haya subyugados o sometidos o discriminados.

Manizales, julio 9 de 2018.

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