Opinion

“Qué soledad tan sola”

Por: Mario Arias Gómez.

09 mayo 2018.

A 18 días de la elección presidencial, cunde en las toldas Vargaslleristas, el pesimismo, la zozobra, al convencerse -como están-, de que su abanderado no despegó, corolario del malhadado coscorrón, que estropeó la figura y nombradía del osco ‘emperadorcito. Desatino coligado a su consabida arrogancia, malgenio e intolerancia, realidad que tiene al borde del ‘surmenage’, a la reverente y sumisa guardia pretoriana, convencida de que su ‘David’, no pudo con el candidato de ‘Goliat’ Uribe, ni pudo desplazar del nicho ultraderechista, del que desalojó -por capacidad- al conservatismo. Pelea –finalmente- de toche con guayaba madura. Verdad y contexto inapelables.

Error de cálculo, que lo relegó al enojoso, raquítico e inexorable tercer lugar -sin redención-, respaldado por la intención de voto -de un dígito-, la desfavorabilidad (63,6 %) -la más alta de los candidatos-, razón de la amargosa cara que lo asiste, como la de los secuaces, sin que las alivie el esfuerzo de Cifras & Conceptos, por  revertir dichos porcentajes, con la exótica y sospechosa investigación -sin rigor estadístico- que, contra evidencia, induce la creencia, de que el jactancioso personaje, estará en la segunda vuelta, con el apoyo de la impresentable y repugnante fauna de variopintos caciques.

Satrapía que solo le interesa su elección, convencida que, tras la mal entendida gobernabilidad, sea quien sea Presidente, será llamada -léase comprada-, con frondosas canonjías, especialmente, por el continuista de marras, que solo suma, no resta, a la venal y vergonzosa maquinaria -éticamente cuestionada- que lo soporta, conformada por el cartel de paniaguados, aduladores; compinches; conmilitones; gamonales; microempresarios electorales -‘remember’ los ‘Kikos’, los cinco mandatarios condenados por sus fechorías, hundidos todos -hasta el cogote- en el fangal de la corrupción, abusos, cohechos, chanchullos, peculados, sobornos, CVY (cómo voy yo), ‘absueltos’, con indulgente e indignante palabrería, por el previamente hipotecado exvicepresidente, mientras funjan como aliados.

Dislates a los que el conchudo aspirante, le debe el descrédito, que diluye, penosa y olímpicamente, en los serviles segundones de recambio -Galán, Lara, Jorge Enrique Vélez- a los que ha hecho y hace responsables de los avales a la caterva de “Ñoños”, que congestionan los ergástulos, donde purgan sus trastadas, con los que el ‘Patrón del mal’, negocia subrepticiamente. Barata, fétida, podrida política -“más de lo mismo”-, que para guardar las apariencias, fraguó -como sofisma de distracción-  la falacia de inscribirse con 5 millones 500 mil firmas, tachadas -casi la mitad- como falsas, acopiadas por su partido, burócratas, contratistas, que han medrado y pelechado a su lado.

Mañas que son esencia del inconsistente candidato, que predica, pero no aplica, cuya exégesis de ‘renovación’, ‘transparencia’, son engañabobos para captar analfabetos, incapaces de resistir sus monadas, las seductoras sinecuras. “Nadie lamiendo engorda”. Repudiada práctica, que las indignadas mayorías de bien, anhelan, esperan aplastar, el 27 de mayo, con una montaña de votos.

El mediático, contraevidente e inmoral pregón, del monárquico, insolente, irredimible y marrullero politiquero, que para la exportación se muestra, como acérrimo y convencido enemigo de la corrupción, que tiene sumido al país, en la quiebra institucional, ética y material -sin precedentes-, enraizada primeramente por los indiferentes del destino de la patria,  sumada la desafiante e insoportable recua de inescrupulosos, traficantes del poder, sustento del fortín electoral del susodicho, origen de la desconfianza generalizada de la gente decente, que censura, su embustero, postizo y trillado sonsonete anticorrupción. Que grita, que te compre quien no te conoce.   

La pródiga inversión en carreteras 4 G, acueductos, alcantarillados, aseo, aeropuertos, la presenta el mañoso, neurótico y soberbio pastorcito mentiroso, como salidas de sus bolsillos y no de los esquilmados y empobrecidos contribuyentes. Consumado, desahuciado y travieso buscapleitos, tácticamente camuflado de pacifista, cuyo increíble, narciso y pestilente sermón, infecto del repulsivo e insufrible síndrome, ‘YOISTA’, arranca: YO tengo la experiencia que no tienen otros; YO hice; YO ejecuté; YO realicé; YO haré el paraíso en la tierra, YO acabaré con la corrupción, sin reconocer que lo hará con sus malas compañías, los malandros de siempre.

Pugnante plaga de amigotes, discípulos, siervos, que lo escoltan a toda hora, entre los que aparecen, presuntos asesinos, depredadores, encubridores, facinerosos, ladrones, parapolíticos, salteadores del erario, sobornadores, chanda sub judice, de todos los pelambres, de derecha, izquierda, sin partido, causantes de desasosiego, intranquilidad, incertidumbre, polarización, turbación, violencia.     

Los misceláneos desafíos -consolidar la paz; cumplir los acuerdos; reparar las víctimas- que, para superarlos, el remedio no pasa -jamás- por el talante del altanero, belicoso, indigesto y repelente ‘mocho’. Descartada opción, que engendra solo miedo, escalofrío. 

Bogotá D. C., 09 de mayo 2018.

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