Opinion

CANDIDATOS POR FIRMAS, UN FRAUDE

Por: Luis Alberto Franco.

El pasado martes la Registraduría Nacional del Estado Civil presentó el informe final sobre la validación de las firmas allegadas por los 11 aspirantes a la Presidencia de la República que lo harán utilizando este mecanismo de participación electoral. Todas sumaban 16.154.288.

De acuerdo con ese peritazgo, a sólo 8 de los 11 candidatos les avalaron firmas suficientes para su aspiración de acuerdo con la Ley. Los otros tres no alcanzaron el mínimo de 386.000 válidas.

Las normas electorales permiten que grupos significativos de ciudadanos amparados por firmas, pueden presentar candidatos a cargos de elección popular.

Pero como se dice popularmente, hecha la Ley hecha la trampa. En Colombia ese mecanismo se ha convertido en una alcahuetería y no necesariamente es una alternativa democrática, por el contrario, es una forma de saltarse las normas electorales haciendo campañas más largas, evadiendo la vigilancia de las autoridades electorales y sin hacer registro de gastos.

De acuerdo con la Ley los candidatos avalados por Partidos Políticos con Personería Jurídica, únicamente pueden empezar campaña electoral noventa días antes de elecciones, o sea tres meses. Sin embargo, los candidatos inscritos por firmas pueden iniciar el recaudo de ellas mucho antes, sin término límite de antelación, o sea, no existe fecha para emprender la recolección. Durante ese período, el grupo significativo de ciudadanos puede adelantar campañas invitando a firmar. En la práctica, la actividad electoral empieza con la recolección.

Estos candidatos contratan un ejército de jóvenes quienes, con camiseta y gorra alusiva a su campaña, salen y abordan a cuanto transeúnte encuentran para solicitarle la firma, lo que a la vez sirve de promoción del aspirante.

En la mayoría de los casos los recolectores de firmas son personas sin conocimiento político, sin capacitación electoral y sin mística a quienes solo les interesa conseguir un número elevado porque entre más presenten mayor será su paga. Y es ese trabajo irresponsable el que le genera al Estado elevados costos que son sufragados con el presupuesto general de la nación.

La Registraduría Nacional del Estado Civil tiene que contratar cientos de personas entre técnicos y profesionales en caligrafía para revisar firma por firma lo que se convierte en trabajo dispendioso y oneroso.

En el caso que nos ocupa, es una vergüenza que, a seis de los once aspirantes por firmas, les hayan sido invalidadas más del 50 por ciento de ellas como se puede observar en la siguiente tabla:

Candidato# de FirmasFirmas válidas% Invalidas
Luis Herlindo Mendieta482.805174.61964%
Alejandro Ordoñez2.208.543841.46062%
Carlos Eduardo Caicedo2.058.720885.59957%
Jairo Clopatofsky480.885211.61556%
Frank Pearl González522.045256.11351%
Germán Vargas5.522.0882.752.28750%
Marta Lucía Ramírez821.880440.50246%
Piedad Córdoba1.316.386836.79036%
Juan Carlos Pinzón869.250569.04235%
Gustavo Petro852.345550.33735%
Sergio Fajardo1.019.341674.47134%

 

Muchos afirman que la recolección de firmas sirve para acercar al candidato con los electores además de transmitir una imagen de independencia frente a los partidos políticos tradicionales que gozan de tan mala imagen, pero después de analizar las anteriores cifras podemos decir a manera de conclusión que la mayoría de los candidatos inscritos por firmas son tramposos con las reglas electorales e indolentes con el erario público.

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