Opinion

EL VIACRUCIS ELECTORAL

EDITORIAL

La aspiración de un ciudadano del común para obtener el aval de un Partido tradicional y poder aspirar a un cargo de elección popular, se convirtió en un viacrucis en Colombia.

En muchos casos es más difícil obtener el aval que la elección como tal. La facultad de avalar se convirtió en potestad de unos pocos y se mueven intereses, muy diferentes a los del Partido, muchas veces el factor económico es decisivo.

En muchos casos, es un acto denigrante y humillante para los posibles candidatos, presentan entrevistas, les son revisadas sus hojas de vida y los colocan a exponer sus propuestas. Una perdedera de tiempo porque casi siempre el aval es otorgado subjetivamente, de acuerdo con la voluntad y el criterio del encargado de ello. Prima el poder del esfero. Generalmente los avales están reservados para una camarilla de privilegiados quienes, para obtenerlo, están dispuestos a hacer lo que sea, aun a comprarlo.

También existen los Partidos de garaje cuya única finalidad de otorgar avales y obtener con ello grandes dividendos económicos. Avalan a quien aparezca, lo único importante es presentar candidatos.

Es inconcebible que partidos como el liberal y el conservador, con casi dos siglos de instituidos, no tengan registrados ni carnetizados a sus militantes.

Es urgente acabar con estos vicios de nuestra llamada democracia. Se necesita urgente la modernización de nuestras instituciones políticas y la implementación de la democratización interna para que, a través de consultas cerradas o elecciones primarias, se confeccionen las listas y se determine quienes obtendrán los avales para las siguientes elecciones.

Esto generará nuevos liderazgos, habrá relevo generacional y brindará oportunidades a todos aquellos que quieran hacer política y no cuenten con el padrinazgo de algún cacique o grandes cantidades de dinero. Será una lucha en igualdad de condiciones y de oportunidades para todos.

También acabará con la practica de recolección de firmas que en la mayoría de los casos se convirtió en una estrategia para obtener ventajas sobre los candidatos avalados por los partidos con personería jurídica.

Otro de los aspectos que deben reformar los partidos, es el privilegio de quienes ocupan un cargo de representación popular en las Corporaciones Públicas, para estar incluidos por derecho propio en las listas de las siguientes elecciones. Esta es una práctica aberrante que lleva a la indisciplina y limita las posibilidades de nuevos aspirantes

En las organizaciones internas de los Partidos Políticos en Colombia también hay corrupción y estas sencillas reformas ayudarían a controlar todos esos vicios que tanto mal le hacen a la democracia.

Manizales, junio 16 de 2019.

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