Tinto Político

POBRE RICA DORADA

Por: El Tábano.

05 junio 2019

Salve ciudad muchacha,

Mestiza americana

Con cabellera de agua

Y cuerpo de arenal.

Hace 133 años, tres trabajadores establecieron un leñateo en el puerto denominado Conejo, donde hoy queda el casco urbano de La Dorada, el único puerto caldense, la segunda ciudad del departamento, segundo municipio ganadero de Colombia, capital del Magdalena Medio, conocida como la glorieta nacional o el corazón de Colombia.

Su geoestratégica ubicación permite que a ella converjan el Oriente de Caldas, norte del Tolima, suroccidente de Santander, noroccidente de Cundinamarca, suroriente de Antioquia y occidente de Boyacá; sus ricas y planas tierras, su clima, su riqueza hídrica, paso obligado de Bogotá hacia la Costa Atlántica, su cercanía con Bogotá, Medellín e Ibagué, serían suficientes para que La Dorada tuviera uno de los mayores desarrollos y progreso del país. Sin embargo, no es así.

Tuvo La Dorada la desgracia de caer en manos de políticos y dirigentes venidos de otras latitudes quienes vieron en ella tierra abonada para enriquecerse a costa del erario público privando a esta ciudad de grandes obras para el bienestar de los doradenses y el desarrollo de la región. Llegados, al igual que las aves de rapiña, de otras regiones como Aguadas, Manizales, Manzanares, Marquetalia, Filadelfia, Pácora, Bolivia, Riosucio, Salamina, Samaná, Cúcuta y algunos municipios antioqueños, se apoderaron de la política local y decidieron en forma indolente el futuro de esta noble comunidad.

Esporádicamente surgieron tímidos liderazgos locales que rápidamente fueron opacados por los “patrones” foráneos, o entraron a formar parte de sus ejércitos de lacayos.

Es tan poco el liderazgo de los doradenses a nivel departamental que ninguno de ellos ha ocupado la Gobernación de Caldas y han sido muchos sus alcaldes que han nacido en otros municipios. La máxima de que nadie es profeta en su propia tierra, aplica perfectamente en La Dorada. Allí no les gusta votar por los suyos, prefieren a los extraños.

Pasan los años y la situación es la misma. En materia política La Dorada no cambia, aunque cambien las caras y los nombres, los vicios son los mismos. Los políticos se hacen más ricos y los pobres más pobres. La construcción del Barrio Las Ferias ha pasado a formar parte de las mayores ignominias cometidas contra un electorado en el país, y causa indignación ver a los señoritos Gaviria y Velásquez, candidatos a la gobernación, recorrer las calles de este monumento al abandono en busca de votos.

En esta campaña electoral, la situación es la misma. Como lobos rapaces se pelean la alcaldía, dicen que hasta un ex cura entrará al baile y se prestará para que uno de sus amigos candidatos sea traicionado. Otro, más que aspirante a burgomaestre, parece maniquí de Centro Comercial, con sus refinados modales y su ropa de marca tratando de imitar, hasta en los calcetines, a su amo titiritero que ahora la ve verde.

Ya es hora que estos queridos amigos del puerto voten en conciencia, generen sus propios liderazgos y dejen de ser plato de aves carroñeras. Piensen en grande, cambien esa clase dirigente actual porque entre todos no se hace uno. Por favor, no se dejen utilizar más.

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