Opinion

“HABLA PARA QUE YO TE CONOZCA” Sócrates

Por: Oscar González Hernández – Exalcalde de Pensilvania, exdiputado a la asamblea de Caldas, ex personero de Manizales.

28 marzo 2019

Desde que se inauguró la era Duque en la presidencia de la república y él en su posesión nos mostró por anticipado un gobierno sin polarización y la unión de todos los colombianos, por lo que hemos escuchado a lo largo de nuestra vida, no le creímos. La razón es muy sencilla. Cuando un político dice una cosa de sus opositores, por regla general, aplica lo contrario. Además, todos sabíamos de las consignas de los recalcitrantes opositores de la paz y de las ejecutorias del Presidente Santos, en donde en forma no velada y a los cuatro vientos, casi que le ordenaron al Presidente de la República que ese acuerdo de paz había que volverlo trizas.

En los inicios del gobierno mal que bien, lo pactado en los acuerdos de la Habana se estaba cumpliendo, no al pie de la letra, pero con retardo llegaban los insumos a los campos de concentración de guerrilleros para sus proyectos productivos agrícolas. Pasaba el tiempo y la copa se rebosó cuando el Presidente Duque objetó la ley de procedimientos de la JEP, por inconveniente, varios artículos de ella.

Todos los opinadores y jefes políticos de uno y otro bando salieron unos a defender la JEP y otros muy por el contrario a atacarla. El clima de convivencia poco a poco se ha ido enrareciendo y hoy podemos decir que ya casi nos encontramos en un punto de no retorno.

Las benditas objeciones a dicho proyecto de ley, porque todavía no ha sido sancionada, ha dado para toda clase de posturas. Una de ellas fue la que intentó el Presidente de la Cámara al enviarle una consulta a la Corte Constitucional sobre cómo debía tramitar dichas objeciones. No sabemos si a propósito se hizo circular la especie que el ponente de dicho tema en la Corte tenía el apoyo de 4 magistrados más y que su decisión era que se le ordenara al Presidente firmar el proyecto retirando las objeciones.

Apenas se supo lo anterior llovieron rayos y centellas sobre la supuesta decisión de la Corte Constitucional y en medio del fragor volvió a salir a flote un tema que se ha venido cocinando poco a poco dentro de la opinión pública y es una asamblea nacional constituyente.

El artículo 103 de nuestra constitución nos dice que es un mecanismo de participación del pueblo en ejercicio de su soberanía; pero todo el mundo le tiene respeto a convocarla, porque se le aplica el dicho “que todos sabemos cómo comienza, pero no sabemos cómo termina”. A mi modo de ver este proyecto hay que verlo con despacio. Hemos vivido muchas situaciones que nos pueden llevar por el despeñadero. Una censura vedada a comunicadores, una pelea casada con un noticiero de televisión que habla de independencia, parece que vamos a escribir nuevamente la historia para definir que no hubo conflicto armada en todos estos años de mi existencia y en fin, un sinnúmero de hechos que lo mejor que se puede decir es prudencia, que hace verdaderos sabios, como se dice en la novena del niño dios.

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