Opinion

LOS SALVADORES

Por: Hernando Arango Monedero, Ingeniero y abogado, empresario, exrepresentante a la cámara, exalcalde de Manizales y Director General del SENA.

28 diciembre 2018

Resulta ofensivo que ahora, y para esta época, aparezcan los “salvadores” del pueblo colombiano poniendo avisos y ufanándose de haber evitado que sobre nosotros cayeran una serie de impuestos, dada la gestión que realizaron ellos contra la Ley de Financiamiento o reforma tributaria presentada por el gobierno de Duque.

Y digo que resulta ofensivo, dado que, estos, los mismos que hoy se rasgan las vestiduras e increpan al gobierno, poco nada hicieron para evitar que la anterior administración, la de la mermelada, derrochara los recursos de los colombianos, dando lugar a que este gobierno se viera obligado a hacer una reforma impositiva para obtener el dinero necesario para atender las necesidades de inversión en lo social y en infraestructura.

De allí que estén deseándonos feliz año sin IVA, mientras olvidan que sin decir ni mu, autorizaron subir ese IVA, hace un año, del 16% al 19%. Cretinos son. Y los mismos o los otros, pero entre todos ellos, lo mismo, ahora salen a reclamar por el que se van a recortar los beneficios de carácter social que reciben los más necesitados y a quejarse por ello. Si antes hubo esos recursos, ¿a dónde fueron a parar? ¿Acaso no salieron por la puerta del despilfarro que nunca atacaron ni denunciaron? ¿No se dieron cuenta que en la medida en la que pedían puestos y puestecitos, ese dinero se malgastaba en atender esos caprichos de personajes de poca monta que sólo son importantes porque aceptan sin chistar cualquier dádiva, a cambio de un voto, por lo que el que gobierna ordena? 

Y los de más allá, pavoneándose porque a las entidades financieras les han colgado una sobretasa del 5% a sus utilidades, convencidos, cree ellos, que por eso recibirán el homenaje del voto popular, cuando en la realidad esa sobretasa la pagaremos los usuarios de los bancos, directa o indirectamente, ya que el mal no está en los resultados de los balances de los bancos, sino en los escandalosos cobros que hacen por los servicios que prestan, empezando por las comisiones de los giros, los manejos de cuentas, los retiros en cajeros y la lista interminable de costos y sobre costos que nos cargan en las cuentas corrientes o de ahorros, en tanto los bancos se quitan los informes en físico a sus usuarios, como es el caso de los extractos y notas crédito y débito, que ahora envían por el ciberespacio.

Y la verdad es que no clamo porque los salarios de los congresistas sean altos. No! Lo que sí es exagerado, en costos, son las famosas unidades legislativas o asistentes de cada congresista. Grupos que por lo general son constituidos por inútiles y advenedizos, comités de aplausos que poco o nada aportan a la gestión de cada senador o representante que, si lo hicieran, menos animaladas dirían y mejores aportes darían a su gestión legislativa. Y ni qué decir del uso y mal uso de celulares y de los vehículos puestos a su disposición, cosas que no debieran existir a cargo del presupuesto nacional.

Y, entonces, cual es la razón para que tanto salvador no haya propuesto o se haya dado a la tarea de construir un estatuto tributario en el cual la sindéresis sea el núcleo central, de tal manera que no nos andemos cada año haciendo remiendos de carácter conceptual en las normas tributarias, cosa que evitaría la elusión y la evasión, como quiera que la administración y control de los recaudos sería más ágil y efectivo. Pero no, resulta más entretenido hacerlo cada año y cada vez salir a manifestarse como grandes defensores de los desvalidos, para poder cobrar en efectivo de votos, las intervenciones por evitar el tributo en uno o en otro sentido.

En resumen: ¿Estamos salvados por estos “salvadores”?, o, ¿Estamos perdidos con ellos? Lo cierto es que los ciudadanos, en general, empezando por los que tienen vocería, como son los gremios y las diversas asociaciones, se quedan callados, en silencio, casi que ocultándose para no ser señalados por los “salvadores” o para pasar de agache en sus responsabilidades sociales.

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