Opinion

LA VERDAD

Por: Hernando Arango Monedero, Ingeniero y abogado, empresario, exrepresentante a la cámara, exalcalde de Manizales y Director General del SENA.

07 diciembre 2018

Todos queremos que la verdad sea el objetivo de nuestras vidas y que sobre la misma fundamentemos todas nuestras creencias y acciones. Pero cuanta capacidad nos falta para poder aceptar la verdad y cuanta sindéresis nos acompaña para dilucidar entre lo que como verdad se nos presenta y lo que en realidad se tiene.

De lo que como verdad se nos presenta, nos hablan las redes sociales, sistema que hoy busca confundir más que instruir. Sistema que trae y lleva verdades, verdades a medias y mentiras constituidas como verdades. ¿Acaso no nos damos cuenta de que ciertas informaciones que se nos presentan carecen de un contexto valedero? ¿Acaso no nos aferramos a ciertos criterios más con el poder del afecto que con el afán de obtener la verdad decantada y sólida? ¿De qué manera nos dejamos llevar por lo que otro me dijo, por lo que leí o por lo que me enviaron?

Estos, y otros más, son los cuestionamientos que en una mente sana se tienen que dar. De ser así, nos podremos cuestionar lo que en los últimos días el país ha vivido. Iniciemos por lo que en medio de la tragedia los colombianos hemos vivido con el caso del señor Pizano y su familia. De allí los cuestionamientos por hacerse son muchos. Veamos: El señor Pizano, Auditor por parte de Corficolombiana ante la concesionaria constructora de la Ruta del Sol, encontró algunos contratos que en su criterio no tenían nada que ver con la obra. Consulta con un amigo, el señor Martínez y este le recomienda manifestar sus inquietudes a sus superiores, Corficolombiana. Así se hace, no sólo en una oportunidad, sino en varias. Esas observaciones son tramitadas entre los socios de esa concesión, asunto que sólo incumbe a ambos socios y los arreglos que se hicieron era cosa de ambos, lo que sí molestó en grado sumo a Pizano, quien, sin saber exactamente lo que entre los socios se sucedía, encontraba anómalo que no hubiera una reacción de parte de sus superiores en Corficolombia. Para Pizano, y para Martínez, podría haber un sinnúmero de posibilidades en lo que desde su óptica podía estar sucediendo. No obstante, lo que ocurría entre esos socios era asunto de ellos y no podía ser calificado como delito por extraños, como era el caso de Pizano y Martínez. Pasado el tiempo, se descubrió, no por la actividad de Pizano, que los movimientos por él detectados constituían, presuntamente hasta hoy, parte del tinglado de sobornos montado por Odebrecht. Y allí vamos. Y como de hacer uso de ciertas informaciones se construyen verdades, pues aquí el objetivo ha sido el señor Martínez, hoy fiscal, quién conoció de lo que Pizano descubría, pero que ni él, ni Pizano, sabían de qué se trataba. Aquí la verdad está siendo utilizada para fines políticos y olvidan que la verdad puede ser otra y esta sí verdad. ¿Sabía el socio de Odebrecht para que era ese dinero que en contratos cuestionaba Pizano? Todos esperamos la verdad sobre esto.

Se nos mostró en el debate político que en el Senado adelantaron contra el Fiscal Robledo, Petro y Angélica, un video del señor Petro muy ocupado embolsando unos fardos de billetes, billetes que según él eran parte de un préstamo que se le hacía por veinte millones de pesos. Desde luego que un préstamo se le puede hacer a cualquiera. Sólo que los fardos de billetes, 10 en total, eran tan voluminosos como para no creer que cada uno era de dos millones de pesos. En el supuesto de que eran billetes de diez mil pesos, cada paquete sería de 200 billetes, volumen muy inferior a lo que en el video se observa. De otra parte, no es usual que una suma de dinero como esta y en billetes de tan baja denominación, sea entregada en una bolsa obviando el sistema bancario. Tampoco es de uso que, para efectos de constancia del préstamo se use, no el correspondiente recibo del dinero, sino una filmación. Quizás más preguntas puedan hacerse sobre esta transacción y los motivos que hubiera para ello. Lo cierto es que aquí la transacción salió de los límites de lo meramente interpersonal, a lo público y queremos saber la verdad. Por ahora la verdad está respaldada por lo que Petro dice y hay que creerle, salvo que algo desdiga de lo afirmado por él.

He aquí que estamos ante dos hechos, distintos entre sí, pero sobre los cuales hacer afirmaciones o debates, sólo porque se trata del Fiscal, o porque se trate de Petro, es igualmente delicado y nos debe mostrar que, en los procesos de la vida diaria, uno no puede formar parte de los que destruye honras simplemente para construir pedestales, como es el caso que nos ocupa sucedido en el Senado de la República por parte de los tres citantes, o en el de Petro para sus enemigos.

¡Queremos la verdad!

Manizales, diciembre 4 de 2.018.

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