Opinion

‘La corrupción y justicia colindantes’

Por: Mario Arias Gómez

05 diciembre 2018

De regreso a la quejosa y tangible realidad colombiana, luego de fugaz visita a Perú y Ecuador, países en los que la justicia -para sorpresa-, sin arredrarse, ha empoderado la imperiosa necesidad de enfrentar la sistémica y desenfrenada corrupción pública, apacentada sin excepción en el continente, cuyo balance, incluye las cabezas del vértice del poder, que contrasta con la apocada, tolerante y semidormida ‘in-justicia’ nuestra. Poder Judicial peruano, que tiene a cuatro de sus últimos gobernantes, con órdenes de arraigo, bienes embargados o prófugos, por presuntos sobornos, manipulación de testigos, etc.

Fujimori condenado a 25 años por crímenes apreciados de ‘lesa humanidad’, refugiado en una Clínica en Lima, en cuidados intensivos, quién al ser dado de alta, sin apelación volverá a la cárcel, de la que salió por indulto -tachado de irregular- otorgado por el expresidente, Pedro Pablo Kuczynski, a su vez, con impedimento de salida del país, fruto del contencioso por ‘lavado de activos’ que lo acosa.

Vicisitud que, por igual delito, confronta Ollanta Humala y su esposa Nadine, quienes soportaron humillante prisión preventiva durante diez meses, liberados transitoriamente. Espada de Damocles que pende aún sobre ellos. El ‘Cholo’ Toledo le comprobaron haber recibido cohechos de la multinacional Odebrecht -mayúscula expresión de corrupción del Continente-, más de 20 millones de dólares, corrupto al que el Gobierno le entabló un juicio de extradición, luego de huir con Eliane (esposa) -también incursa- a EE.UU.

Alan García, cercado por supuestas coimas receptadas durante su segundo mandato, por la construcción del Metro de Lima, quien optó por asilarse en la embajada de Uruguay (solicitud denegada), pretextando “persecución política. Grotesco recurso asumido por los encartados, aquí y acullá. Comodín, simplemente inocuo, pues ni en Perú, Ecuador o Colombia, ha habido ni hay presos políticos, naciones donde nadie es perseguido por sus ideas o filiación partidista, en los que nunca ha habido, probablemente, tanta libertad de expresión y de prensa, como las existentes hoy.

Martín Vizcarra, actual ejecutivo peruano, mantiene abiertos hace 3 años, como exgobernador de Moquegua, 50 procesos, sin que se le haya ocurrido alegar que es perseguido judicialmente. Escudarse en la inveraz disculpa, no ayuda a nadie a mejorar su situación. Hay que tener paciencia -y mucha- y disposición plena, para encarar democráticamente -con la verdad- los cargos, allanarse al sometimiento íntegro a los tribunales, atendiendo oportunamente -sin escondrijos- sus llamados.

El Poder Judicial -en casi todo el mundo- es imperfecto, padece de deficiencias o falencias, subsanables, a veces insalvables. Ser sujeto de la incomodidad del acatamiento, es producto del estado de derecho, con lagunas y todo, que no validan escudarse, en una inexistente cacería político-judicial, alegación que por sí sola, es un irrespeto a la Constitución, la ley, la independencia de Poderes, independiente del cargo o la función.

Con el voto de dos tercios del Congreso ecuatoriano, se enjuicia al detenido exvicepresidente, por presunta corrupción y asociación ilícita, en la trama Odebrecht; aliado vergonzante del expresidente Correa, refugiado en Bélgica, con orden desde julio de prisión preventiva y ficha roja de la Interpol, por el supuesto secuestro (2012) de un opositor en Cali. Y hace solo dos días, el presidente Lenin Moreno, suspendió de sus funciones, a la actual vicepresidenta, María Alejandra Vicuña, por posibles cobros indebidos como legisladora.

Bosquejo comparativo con la cobardona, ciega, sorda y muda justicia colombiana, cuyos intimidados y palaciegos operadores, impertérritos aceptan -sin chistar- que, desde otra rama del poder, se les conmine a “obrar con humildad, prudencia, templanza”, a ‘oír’ sus “críticas”. Perversa, envenenada y subliminal campaña de desprestigio institucional, promovida por quien simboliza la majestad de la República, la unión nacional, en apoyo a los intereses litigiosos del ‘Presidente eterno’. Sutil manera de ambientar la irreal ‘persecución’ contra el indestronable, ad portas de crucial decisión legal.

Kafkiana y macabra situación, pendiente de la tantas veces anunciada reforma a la justicia, mal agenciada por las erráticas e insolutas ministras del Interior y Justicia, como la tributaria -que no de endeudamiento- impulsada por un indelicado y cínico Ministro sub júdice, blindado por el Presidente y Congreso, prematuramente, ya que del debate, quedó la certeza y validez de los señalamientos, como  autor del Acto Legislativo, del que derivó el engranaje sobre el que edificó los ruinosos “bonos de agua”, que quebraron y dejaron sin el líquido a 117 empobrecidos municipios, enriqueciendo al inescrupuloso -inhabilitado de por vida-, mentiroso y patético Min-hacienda. Justicia pendiente ahora de un tardío Fiscal ‘ad hoc’.

Bogotá, D. C., 05 de diciembre/ 2018.

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