Opinion

Café de Colombia

Por: Nicolás Aguilar – Diputado Asamblea de Caldas

17 noviembre 2018

Vuelve a abrirse el debate sobre las problemáticas del sector insignia de Colombia. Desafortunadamente se percibe que se dirige al destino de siempre, las soluciones parciales que calman ánimos y nada más.

Es común que aparezca un nombre sonoro que otorga unos cuantos recursos que ayudan para que el productor no trabaje a perdida en costos. Esta vez es el IGEC (Incentivo Gubernamental para la Equidad Cafetera), cien mil millones de pesos que cubrirán hasta veinticinco mil pesos en  el escenario que el precio de compra este por debajo de los setecientos mil pesos la carga (125Kl); Como anuncio parece ser extraordinario que el Gobierno Nacional ayude al balance de la producción del café, pero así mismo fue en el 2013 cuando estuvo el popular PIC (Protección al Ingreso Cafetero), que soportaba el precio esa vez por arroba (12,5Kl), y de paso dio fin al paro agrario famoso porque según el ex Presidente Santos, no existió. En esta ocasión el productor tendrá menos apoyo subsidiado que el anterior y más alarmante es el tema cuando se calcula el rubro disponible sobre la cosecha estimada para el año (13,5 millones de sacos), pues luego de una operación aritmética podemos saber que no todos los cafeteros se podrán beneficiar del IGEC pues para hacerlo en el más extremo escenario se necesitaría aproximadamente el 50% más los recursos destinados.

Pero más allá de eso, es lamentable ver la situación que tienen hoy más de medio millón de familias que subsisten directamente del café y más lamentable resulta que no se estén tomando medidas sobre lo que realmente es fundamental para superar la crisis que día a día se profundiza en el sector que tan buena imagen nos ha dado ante el mundo.

Lo primero que hay que entender es que la crisis no es del café, todo lo contrario, el café tiene un crecimiento permanente en su consumo alrededor del mundo y además en toda la cadena de comercialización es rentable para quienes hacen parte de ella, ¿o acaso una empresa como NESTLE (uno de los mayores tostadores de café del mundo) esta sobresaltada por su situación? ¡Claro que no! Porque la cadena es viable en todos los puntos menos en el inicio, o sea para quien lo produce luego de asumir todos los riesgos de plagas, clima, mano de obra, transporte y además la variabilidad del precio.

Entonces la crisis del café es realmente LA CRISIS DEL CAFETERO, que desde hace mucho tiempo demanda una solución sólida. En ese sentido debe abrirse la atención gubernamental para que desde diferentes ámbitos se llegue a las soluciones necesarias, pues el asunto no es solamente agropecuario, se debe llegar a muchas necesidades como la formalización del trabajo que es la re dignificación de la profesión del campesino, la normalización de los créditos pre existentes, el precio de los insumos, la dinámica económica de los pequeños municipios cafeteros, para que su vocación tenga mayor oportunidades en los momentos que no haya cosecha.

Las necesidades son muchas, pero las posibilidades también, por ejemplo, me pregunto si la reconocida marca Juan Valdez que además de alimentos comercializa productos textiles, de cocina, entre otros, ¿tiene la producción de estos elementos ubicada en lugares donde se produce café? Seria de bastante ayuda para un pequeño municipio tener uno de estos talleres donde un número de familias logre mejorar sus condiciones de vida, con una medida como esta si se haría viable la formalización laboral y de paso al productor le compensaría los costos de mano de obra.

Abramos la visión y por favor señor Gobierno Nacional, no más paños de agua tibia porque las soluciones están mucho más allá y mejor hagamos del café lo que otrora fue y que hoy debe continuar siendo, un pilar económico y de desarrollo de Colombia.

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