Opinion

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Por: Hernando Arango Monedero, Ingeniero y abogado, empresario, exrepresentante a la cámara, exalcalde de Manizales y Director General del SENA

09 julio 2018

Por alguna razón, supongo que es debido a lo primarios que somos, los partidos de izquierda, fundamentalmente los que se autodenominan socialistas, lo primero que ponen en su agenda de publicidad política es acabar con los ricos, repartir las tierras y expropiar lo que lo tienen.

Con estas banderas llaman a sus potenciales electores y hacen comparaciones con los socialistas de otras latitudes, por ejemplo los europeos, para mostrar los avances que en esos países se han logrado “gracias” al sistema que proponen.

Infortunadamente nada de eso es más lejano a la realidad, ya que en esos países el socialismo que profesan es fundamentalmente un sistema político que orienta sus esfuerzos hacia las áreas sociales más necesitadas, todo ello, sin arrasar con los generadores de riqueza, lo que es contrario a lo que los socialistas criollos predican y hacen, lo que fundamentalmente los lleva a destruir la riqueza y a amedrentar a todo aquél que ose producir y crecer económicamente.

Claro está que, en los años primeros, de lo que llaman revolución, son generosos con los que les llevaron al poder y, en cumplimiento de sus promesas de campaña, reparten lo que lo que encuentran, quitándoselo a quienes han conseguido lo que tienen. Más temprano, muy temprano, los que algo tienen lo sacan del país y lo poco que queda se reparte hasta que se acaba: Y allí los “ayes” se dan y, los que ayer entregaron el voto de confianza al “demócrata” que los gobernaría, ya no pueden cambiar de opinión, porque o pierden el mendrugo que les dan a cambio de su respaldo o ya no pueden acercarse a un cambio dentro de la nueva “democracia” que se ha implantado. “Democracia” que les elige y reelige indefinidamente. El Estado busca aminorar las presiones de los habitantes que demandan alimentos, medicinas y servicios esenciales, creando enemigos internos y externos, enemigos responsables de los problemas que se padecen, y burocratiza todas las empresas que son de su propiedad o las que ha expropiado, empresas que se vuelven ineficientes, generalmente en manos de peores directivos, los que, las más de las veces, sólo buscan su propio beneficio mediante procederes corruptos y demás venalidades.

El tal socialismo, así así desarrollado, tal y como lo hemos visto en los vecindarios, está llamado al fracaso. Todo, por la falsa concepción que del sistema tienen quienes buscan imponerlo entre nosotros. Nunca creyeron en Pepe Mujica, socialista este con una concepción cierta del socialismo y objetivo del Estado. Para él, al igual que para los europeos, el socialismo busca hacer énfasis en la orientación de la acción estatal en beneficio de los más necesitados; no para dar y menos para lo regalar, más sí para ayudar a que estos alcancen las capacidades necesarias para poder competir en el medio y obtener para sí lo necesario. Todo, dentro de un proceso capitalista que mire también hacia ese desarrollo de los menos favorecidos.

Ahora, no es menos cierto que el acomodo de otros, en diferentes sistemas económicos llevan a que, quienes se instalan en el poder, al volverse amos y señores de lo que en frente de ellos se ubica, y abusan en un grado tal, que se convierten en motores de los que buscan realizar un cambio con fundamento en lo que proponen bajo el nombre de “socialismo”.

Es así como, en Colombia, tenemos un gran reto frente a nosotros y a nuestro inmediato futuro. Todos estamos en la obligación de cuidar el sistema que nos gobierna para no caer en las garras del tal “socialismo” redentor que ya algunos promulgan. Esto solo lo logramos cuidando meticulosamente el quehacer de nuestros gobernantes en todos los órdenes, de nuestros representantes en los distintos foros de la democracia y vigilantes del cumplimiento de los deberes de quienes tienen por deber impartir justicia. La democracia y las libertades de que gozamos, son nuestro patrimonio más preciado y, como tal, tenemos la obligación de cuidarlo, protegerlo y desarrollarlo.

Manizales, julio 3 de 2018.

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